Cultura

Balance cultural: De las 'Santas' a 'Los Miserables'

El año cultural quedó marcado por las estrecheces pero también por el despegue de Fibes y la calidad del Maestranza.

el 29 dic 2013 / 23:01 h.

Por Juan Rubio, José Gómez Palas, Laura Blanco, M. J. García, José Gallego, Alejandro Luque e Ismael G. Cabral MAESTRANZA Resistir a la negrura y a la modernidad TEATRONinguna torre alta de la cultura ha caído con la crisis: el autodenominado gran teatro lírico del Sur de Europa, el Teatro de la Maestranza, sigue programando ópera –cartilla de racionamiento mediante–, la Sinfónica de Sevilla mantiene su temporada de abono y el Teatro Lope de Vega llena todos los fines de semana un espacio imprescindible junto a otras salas de la ciudad. Sin embargo, flaco favor haríamos a la cultura si nos quedamos en la mera celebración de la continuidad. Resistir a la crisis ha pasado, indefectiblemente, por desterrar lo que huela a modernidad. Como si de teatros privados se tratara, los políticos, mutatis mutandis, quieren tener siempre un aforo generoso. Es como si de las salas de cine quitásemos el arte y ensayo para programar sólo blockbusters. Y, en fin, sucede así que lo único destacable, antes que los contenidos, son los continentes, que permanecen, que están ahí, con piloto automático, como esperando un tiempo mejor en el que tradición y vanguardia vuelvan a cogerse de la mano para demostrar que esto de la cultura es bastante más que una cuestión de evasión. Este 2013 nos ha permitido, al menos, seguir disfrutando con la aventura nibelunga de Wagner que avanza a buen ritmo en el coliseo del Paseo Colón. Por su parte, la Sinfónica continúa manteniendo un nivel envidiable y unos programas rutinarios. En lo puramente teatral, el Lope, verbigracia de la cultura (pp)opular, cada vez parece más un teatro privado de la Gran Vía. resumen-culturaARTE. Las Santas no eclipsan la crisis cultural. El 2013 ha sido el primer año en que el Ayuntamiento de Zoido pudo presumir de iniciativa con una exposición, la de Santas de Zurbarán, que atrajo la atención de medio mundo. Su originalidad, el éxito de público y el logro de poner en el mapa al antiguo convento de Santa Clara fueron sus aspectos positivos. Los negativos, lo poco que duró –apenas dos meses–, el nulo legado que deja –los vestidos inspirados en las beatas zurbaranescas están en paradero desconocido– y las críticas del sector cultural privado, que no entendió cómo en tiempos de austeridad y recortes se gastaron 425.000 euros en la muestra. Y es que la mayoría de las empresas creativas siguieron padeciendo en 2013 la crisis, con el agravante de la subida del IVA y nuevos recortes de las ayudas deConsistorio y Junta, que por cierto diluyó la Consejería de Cultura en Educación. No fue la de las Santas la única gran actividad que cobijó la ciudad. Focus Abengoa presentó Nur. La luz en el arte y la ciencia del mundo islámico, que ayudó a desterrar algunos mitos sobre esta civilización. Mientras que el CAAC se hizo famoso en todo el mundo gracias a una exposición sobre Ai Weiwei, o mejor dicho a la rotura accidental de una de sus vasijas. Y como ya viene siendo costumbre en los últimos balances, las cuestiones por resolver: la ampliación del Bellas Artes –aparcada sine die–, la fecha de la reforma del Arqueológico, el futuro de Atarazanas o la colección Bellver, por la que Málaga ha comenzado a interesarse. CONCIERTOS. Fibes se hace con el gran formato. S evilla no fue la ciudad de los macroconciertos internacionales en este 2013, pero el año que se va sí ha servido para colocar al Auditorio Fibes en el centro de la agenda musical de la ciudad. Mientras el Estadio Olímpico apostaba por el pop español de Alejandro Sanz, Nacha Pop, OBK y Danza Invisible, o el multitudinario recital tributo a Queen, las propuestas más notables del Auditorio Rocío Jurado, otro de los grandes escenarios de la capital hispalense, se limitaban a Pablo Alborán o Melendi. FIBESFibes, en cambio, ha logrado hacerse con un público estable gracias al filón de los musicales –Grease, Pinocho y sobre todo Los Miserables, su gran gancho de esta pasada temporada– y a una programación para todos los públicos, incluyendo a gente como Raphael, Dani Martín, Sara Baras,Paloma SanBasilio, IsabelPantoja, Siempre Así, Niña Pastori... Sin olvidar óperas como Il Trovatore o la gala de Se llama copla. Un empuje, en fin, que en estos años difíciles solo tiene parangón con el que recibió el teatro Riberas del Guadaíra, ligeramente mermado este año en su calendario. En cualquier caso, el déficit de música en directo sigue siendo uno de los problema de Sevilla que el gobierno municipal se resiste a afrontar. La heroica resistencia de festivales como Territorios o de salas como la Fun Club, Custom, Malandar oFanatic disimula solo en parte la dificilísima situación de este sector histórico de la cultura sevillana. LITERATURA. El espectacular debut de Jesús Carrasco. Uno de los fenómenos del año, dentro y fuera de Sevilla, ha sido el debut como novelista de Jesús Carrasco. Su obra Intemperie, que fue vendida a 13 países antes incluso de ver la luz, es hoy un éxito internacional refrendado por todos los medios especializados. Aunque sin tanto impacto en ventas, también fue objeto de una espectacular acogida la novela La habitación oscura del sevillano Isaac Rosa, referente de la literatura española más comprometida. En un registro muy distinto, otro sevillano, Blues Jeans, se confirmaba como superventas juvenil con No sonrías, que me enamoro. La veterana Julia Uceda volvió a dar lecciones de frescura y lucidez con el poemario Escritos en la corteza de los árboles, Remedios Zafra se hacía con el premio Málaga de Ensayo con sus (h) Adas, Julio Muñoz Gijón volvía con El crimen del palodú y Javier Márquez Sánchez con Afilado como un blues a medianoche. En el año Cernuda, la buena salud poética sevillana volvió a evidenciarse con títulos de Juan Carlos Marset Antonio Rivero Taravillo, Rocío Hernández Triano, Rafael Suárez Plácido, Javier Sánchez Menéndez, Rafael de Cózar o Jesús Cotta. Entre los debutantes más llamativos en el campo de la novela, el polifacético Fernando Mansilla, con Canijo, El secreto del amor de Daniel Blanco, el Diario de Campo de Rosario Izquierdo Chaparro y La vida real de Esperanza Silva de Beatriz Rodríguez Delgado. En libro electrónico, El rey tras el cristal oscuro de Pablo Felder.

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