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La derecha en su sitio

La semana pasada ha sido pródiga en acontecimientos políticos, cuya trascendencia solo podrá valorarse a partir del 9-M, aunque su influencia haya sido inmediata no sólo en los medios de comunicación, sino también en los partidos políticos y en la ciudadanía.

el 14 sep 2009 / 23:00 h.

La semana pasada ha sido pródiga en acontecimientos políticos, cuya trascendencia solo podrá valorarse a partir del 9-M, aunque su influencia haya sido inmediata no sólo en los medios de comunicación, sino también en los partidos políticos y en la ciudadanía. La convocatoria electoral, a nivel nacional y andaluz, era un acto obligado, inapelable y exigido por la normativa vigente. Pero ese acto que abría el proceso electoral con su inevitable consecuencia de fijar el cómputo de plazos, constitución de Juntas Electorales, elaboración y aprobación de listas, se ha visto ocultado y superado por dos acontecimientos de primera magnitud ocurridos en el PP.

La incorporación de Manuel Pizarro a la candidatura popular por Madrid sugiere algunos comentarios: una puramente coyuntural, analizar su motivación concreta; y otra, más difícil de aventurar, su futuro en el PP. Provisto de una formación teórica sólida e indiscutida por las oposiciones que consiguió con éxito, ha sido un buen gestor en el sector privado, pero sus vinculaciones políticas notorias con el ex presidente Aznar lo convierten en "su hombre". De ganar el PP las elecciones, su futuro está claro: la vicepresidencia segunda y la responsabilidad en el área económica. Pero, ¿y si pierde? Todo apunta a pensar que podría ser el portavoz parlamentario y después... La formación y experiencia empresarial no garantizan su condición como político.

La designación de Pizarro pasó en seguida a un segundo plano ante el otro acontecimiento político de la semana: la no inclusión de Ruiz-Gallardón en la lista por Madrid y, sobre todo, por las circunstancias y el momento en que se produjo. La voluntad del Alcalde de Madrid de figurar como candidato a diputado fue hecha pública poco después del 27-M y reiterada en diversas ocasiones. Rajoy ha demostrado falta de reflejos y decisión sobre una cuestión que debería haber resuelto de forma clara y terminante en su mismo inicio. Al hacerlo ahora y en la forma en que se ha producido, ha supuesto un desgaste y un coste electoral difícil de evaluar. Dicho coste no se va a traducir en un trasvase de votos, al menos significativo, pero el electorado suele percibir las divisiones internas de los partidos y sancionarlas en su momento, incluso con la abstención.

La no inclusión de Ruiz-Gallardón confirma otra evidencia: el PP está donde ha estado siempre, sobre todo a partir del año 2000, en la derecha. Es cierto que en su seno se agruparon políticos de procedencia liberal, democristiana y centrista. Pero la deriva de los últimos años ha confirmado un escoramiento a la derecha que convierte sus ofertas a los electores del centro político en mero oportunismo. Los "idus de marzo" despejarán muchas incógnitas y el futuro de algunos políticos y, entre ellas, la de la alcaldía de Madrid.

Antonio Ojeda Escobar es notario

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