El presidente de EEUU, Barack Obama, cumplió ayer su primer año en el poder con la amargura de la derrota demócrata en las elecciones de anteayer al Senado en Massachusetts donde el republicano Scott Brown derrotó a la demócrata y fiscal estatal Martha Coakley.
El resultado de estas elecciones significó la pérdida de la "supermayoría" que tenía el Partido Demócrata en la Cámara Alta y también pone en peligro la reforma del sistema de salud, uno de los pilares de la política interna de Barack Obama, ya que los republicanos tendrán ahora 41 votos frente a los 59 de los demócratas, el número mínimo para bloquear las votaciones.
La derrota también sorprendió al partido de Obama porque se dio en uno de los estados que en las últimas décadas era considerado uno de los bastiones en el país americano del gobernante Partido Demócrata que ahora tendrá que adaptarse a esto. Obama transmitió sus felicitaciones al ganador de la elección, según informó la oficina de prensa de la Casa Blanca. "El presidente manifestó al senador Brown que espera trabajar con él en los importantes desafíos que afrontan las familias de Massachusetts y las familias de todo nuestro país" que luchan con los problemas económicos, indicó.
La "supermayoría" en el Senado de 100 miembros significa un mínimo de 60 senadores de un partido, un número que impide maniobras dilatorias de la oposición y el estancamiento de los proyectos de ley. Con este triunfo, los republicanos tienen ahora 41 legisladores en el Senado.
Coakley admitió su derrota en una llamada telefónica que hizo a su rival republicano para felicitarlo por su triunfo. "Le he ofrecido mis felicitaciones deseándole que le vaya muy bien", dijo ante sus seguidores la fiscal general al confirmar el triunfo de su rival.
La Casa Blanca minimizó el significado de esto e insistió en que no era un referendo sobre el plan de reforma de salud porque, de hecho, ese estado cuenta ya con cobertura médica universal.
El proyecto ya fue aprobado de forma preliminar en ambas cámaras del Congreso, pero sus dos versiones tienen que ser armonizadas y sometidas a votación en una versión definitiva que sería promulgada por el presidente actual Obama.
Los republicanos se opusieron a esa reforma que calificaron como una intervención del Gobierno que no ampliará la cobertura médica universal y abultará el déficit.
Pese a no admitir la posibilidad de una derrota, los demócratas analizaron diversas opciones para eludir la pérdida de la "supermayoría", incluyendo la agilización del voto final de la reforma de salud, o demorar el juramento de Brown en el cargo hasta después de ese voto.
Obama acudió el domingo a un mitin político con Coakley en Boston, en el que advirtió de que los votantes tenían ante sí la opción de apoyar una agenda progresista o las políticas del pasado, idea que no ayudó.
El presidente estadounidense no tiene previsto celebrar el aniversario con ningún acto público especial o ninguna fiesta, según indicó la Casa Blanca que confirmó también que Obama telefoneó a los dos contendientes en Massachusetts.
