Hablar de Los Palacios y Villafranca es mencionar sus tomates, sus calabacines, en definitiva su reconocida agricultura, que lo configura como la despensa de la Gran Sevilla. Pero también es un municipio que aspira a seguir liderando el desarrollo del Bajo Guadalquivir compaginando el mundo rural con la industria.
La reforma de la Política Agraria Común (PAC) acecha al campo y de ello son conscientes en este municipio cabecera de una comarca en la que el algodón y el azúcar son dos de sus cultivos con mayor implantación, y a la vez, los que se verán más afectados.
"Ponemos en el mercado medio centenar de productos de primer nivel", enfatiza el alcalde, Antonio Maestre (PSOE), para el que la población "está muy bien posicionada para afrontar esta nueva etapa" con el cometido de ser "polo de atracción". Por eso, incluso antes de verle las orejas al lobo, se pusieron manos a la obra para que su tradicional fuente de riqueza no fuera su condena en el futuro.
En este contexto, el parque tecnológico agroalimentario, Agrópolis, se erige en el proyecto con mayores expectativas de futuro y el primero de estas características en la comunidad autónoma. Se trata de un complejo que estará enfocado fundamentalmente a empresas de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) en el campo de la agroalimentación.
Del respaldo de las administraciones dice mu- cho que se contempla ya en el primer borrador del Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus), como un área de oportunidad productiva, con una extensión de casi 65 hectáreas. Una superficie que, sin embargo, desde el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca se plantean ampliar hasta las 87 hectáreas, con una alegación al citado documento.
Junto a éste, otro de los pilares en el que se basará el futuro desarrollo de este municipio, el más joven de España (de los de más de 25.000 habitantes es el que cuenta con mayor porcentaje de jóvenes) y en el que, según los datos municipales, el número de estudiantes supera ya al de agricultores, es el polígono Los Villares, en este caso de iniciativa privada.
Los dos proyectos tienen como principal atractivo la estratégica ubicación del pueblo, con buenas comunicaciones que se verán reforzadas además con el futuro desdoble de la N-IV -del que ahora está en exposición pública el estudio informativo- y la conexión ferroviaria con Dos Hermanas. "Nos acercará más a Sevilla y lograremos que muchos ciudadanos de otras áreas más pobladas encuentren un plus de calidad de vida aquí", incide el mandatario.
Este futuro crecimiento y consiguiente ordenamiento urbanístico de la población es lo que se ultima en la actualidad de la mano de la Consejería de Obras Públicas con la que trabaja para sacar adelante su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que tuvo que corregir para adaptarlo al Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA). De este modo, tuvo que recortar sus aspiraciones residenciales hasta un máximo de 7.572 nuevas viviendas.
El PGOU actuará sobre más de cuatro millones de metros cuadrados de suelo urbanizable tanto en el núcleo urbano principal como en las pedanías de Maribáñez, El Trobal y Los Chapatales. Eso sí, también aspiran sumar otras 1.500 viviendas con una alegación al Potaus para un área de oportunidad residencial, si bien éstas entrarían en la categoría de supramunicipales si finalmente se le da el visto bueno.
