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"La empresa periodística ha perdido la ética"

El escritor y periodista aragonés acaba de publicar Estamos dentro (Espasa), una novela ágil, irónica y agridulce que retrata las interioridades del mundo de la televisión.

el 14 jun 2010 / 20:39 h.

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El periodista Luis del Val.
-Katy Melvart, protagonista de Estamos dentro, es una presentadora estrella, maquiavélica, manipuladora y con mucho glamour. ¿Se inspiró en alguna conocida presentadora?
-No, es un personaje de ficción, aunque indudablemente habrá algunos matices de algunas presentadoras que recordarán a Katy.

-En la novela también aparece un empresario sin escrúpulos que se mueve por el dinero y el sexo. ¿Tan corrompido está el mundo de la televisión?

-Bueno, yo creo que un empresario tiene el objetivo noble de ganar dinero, porque si no gana tiene que cerrar la empresa. Él sabe que el sexo atrae a la audiencia y cuando hay audiencia, hay anuncios y se gana dinero y, por lo tanto, no tiene escrúpulos en ese sentido.

-Si no se es ambicioso, ¿no se puede triunfar en televisión?
-Yo creo que la ambición es una virtud cuando sirve para hacernos mejores, pero las ambiciones derrotistas, las que no tienen proyección en los demás sino que terminan en ti mismo, se convierten en miseria.

-Poca gente reconoce ver programas de corazón, pero ya sabemos la audiencia que tienen los documentales de La 2. ¿Por qué nos da vergüenza reconocer lo que vemos?
-Porque vivivimos en el mundo de lo políticamente correcto, y lo políticamente correcto es ver los documentales de La 2. Yo confieso que a mí me encantan, pero estoy verdaderamente ahíto de documentales de historia natural, y cuando veo bostezar a ese león de National Geographic salgo corriendo, porque me parece que ya he soñado con él, he dormido con él, es como si fuera de mi familia.

-¿Está la televisión creando monstruos?

-Sí, los crea para usarlos. Los monstruos se aprovechan de la televisión, indudablemente, porque reciben una cierta retribución, pero luego también la propia televisión los destruye cuando ya no los necesita, y ahí quedan muchos juguetes rotos.

-¿Quién es más culpable, el que paga o el que cobra por contar sus miserias?
-Decía Sor Juana Inés de la Cruz: "¿Quién peca más, la que peca por la paga o el que paga por pecar?". Yo no soy partidario de prohibir y creo que una sociedad educada y sencilla debe exigir a las empresas de televisión unos determinados programas. Que se aprovechen de la falta de formación de las masas no está bien, pero si no se incumple el código civil... A nadie le obligan a ver un determinado programa, la culpa es de quien lo ve.

-¿Se ha perdido la ética y la empresa periodística ya es un negocio como otro cualquiera?
-Sí, antes era el sustantivo empresa con el adjetivo periodística, y para subsistir tenía que ganar dinero, pero con una cierta conciencia ética, y yo en estos momentos veo la empresa y punto, quitémosle lo periodístico. Lo que prima es lo mismo que en cualquier empresa, hay unos objetivos comerciales y lo que importa es obtener beneficios.

-¿Todo vale por la audiencia?
-Bueno, todo lo que esté dentro de la ley. En Estamos dentro, en un programa de televisión hay un concurso en el que gana el que mee más lejos, primero con miembro y luego sin miembro y, bueno, es una hipérbole, pero yo no me despido de verla.

-Luego todavía nos queda algo más por ver.
-Yo creo que sí, pero también confío en la profilaxis del abuso y llegará un momento en que sufriremos un empacho. A través de la abundancia se producirá la erradicación.

-La radio no acabó con la televisión, ¿acabará internet con la televisión?
-No, yo creo que subsistirá. Suele darse la paradoja de que un programa de televisión con escasa audiencia es colocado en la red y tiene muchas más descargas y una audiencia millonaria que no había tenido el día de emisión. Lo que sí es cierto es que la televisión está en crisis, que lo viejo no acaba de morir, y lo nuevo no acaba de nacer, y que internet es un elemento que va a tener que negociar con la televisión. Cada vez se tendrá que hacer una programación más barata, más sencilla y yo diría que más modesta.

-¿Se puede vivir sin televisión?

-Groucho Marx decía: "Hay que darle muchas gracias a la televisión, cada vez que la enciendo tengo unas enormes e irresistibles ganas de leer".

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