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La Fama, para quien la trabaje

Atesoran más de treinta años de dedicación exclusiva a la docencia e investigación en las aulas universitarias. Son catedráticos de reconocido prestigio internacional y referencias en sus ámbitos académicos. Y aunque sus nombres no sean tan coreados como los de Messi y Guardiola, se han ganado la fama (dícese de la opinión que la gente tiene de la excelencia de alguien en su profesión o arte, según la Real Academia) a pulso.

el 16 sep 2009 / 03:42 h.

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Atesoran más de treinta años de dedicación exclusiva a la docencia e investigación en las aulas universitarias. Son catedráticos de reconocido prestigio internacional y referencias en sus ámbitos académicos. Y aunque sus nombres no sean tan coreados como los de Messi y Guardiola, se han ganado la fama (dícese de la opinión que la gente tiene de la excelencia de alguien en su profesión o arte, según la Real Academia) a pulso.

Los profesores León Álvarez Santaló, Ernesto Carmona Guzmán, José López Barneo, Antonio Domínguez Machuca y Víctor Pérez Escolano recibieron ayer los premios Fama a la trayectoria investigadora que la Universidad de Sevilla entrega a sus mentes más ilustres. El acto solemne en el Paraninfo se convirtió en una clase magistral sobre el valor del esfuerzo, la dedicación y el compromiso universitario, cuya principal lección resumieron los cinco premiados en una reclamación: la necesidad de que la Universidad pública apueste por la selección de los mejores. Y los mejores serán aquellos que valoren la labor investigadora, porque ésta es la base de una docencia de excelencia, resumió Ernesto Carmona Guzmán (premio Fama a la trayectoria investigadora en el ámbito de las Ciencias) en su discurso, leído por su esposa, María José González Vílchez, al encontrarse él de viaje.

El profesor León Álvarez Santaló (mejor trayectoria investigadora en Arte y Humanidades) es uno de los historiadores más prestigiosos dentro del Modernismo andaluz y español. Este reconocimiento es "resultado de un esfuerzo", sostuvo en un discurso breve por exigencias del protocolo, tal y como se encargó de subrayar esta eminencia en un elegante reproche.

El galardonado en Ciencias de la Salud, José López Barneo -"con una vocación docente profunda", como se definió a sí mismo-, hizo todo un alegato en defensa de la Universidad y la sanidad públicas. "Pocos lugares en el mundo pueden presumir de una simbiosis entre Universidad y autoridades sanitarias como la que existe en Andalucía", defendió el director del Instituto de Biomedicina de Sevilla, ubicado junto al Virgen del Rocío y donde el equipo del profesor Barneo ensaya terapias con las que curar enfermedades como el Parkinson.

El profesor Domínguez Machuca recogió el premio Fama en el área de las Ciencias Sociales y Jurídicas antes de reconocer, no sin cierta sorna, que hubo quien se opuso a que diera clases en la Escuela de Ingenieros por haber sido tuno. Pero lo más llamativo de su discurso fue la reivindicación de un equilibrio entre la actividad profesional investigadora y la conciliación familar. Ésta no es cosa de mujeres, como muchos quieren hacer creer. Víctor Pérez Escolano, premio Fama a la trayectoria en Ingeniería y Arquitectura, fue el encargado de cerrar las alocuciones por parte de los homenajeados. Con toda una vida académica vinculada a la Escuela de Arquitectura de la Hispalense, este pionero en la figura del arquitecto investigador reclamó a las nuevas generaciones de profesionales que no se rindan al "mercado trivial y, en ocasiones, especulativo" y sí que centren sus esfuerzos en hacer investigación, un compromiso que de manera "ininterrumpida" ha mantenido Pérez Escolano con su Escuela.

El rector de la Hispalense, Joaquín Luque, agradeció a estos cinco "mensajeros internacionales de la excelencia" haber dado fama a la Universidad y haber demostrado auténtica pasión por la ciencia y la educación superior.

Defensa de la investigación propia frente al mercado

El rector de la Hispalense, Joaquín Luque, es hombre de pocas palabras, de ahí que el discurso pronunciado ayer al cierre de la entrega de los premios Fama sonara a toda una declaración de intenciones. Porque Luque dejó claro que, frente a los que defienden que la Universidad debe centrarse sólo y exclusivamente en la investigación dirigida al mercado o en la docencia "aislada de su componente investigador", la Hispalense "no puede ni debe orientarse a resultados o a la simple atención del cliente".

Más bien al contrario. "Una Universidad que no promueva la investigación propia no es una auténtica Universidad, de la misma manera que un país que no fomente la investigación está condenado a la mediocridad intelectual, a la dependencia tecnológica, sostuvo. Y, por último, defendió que la formación de las Universidades públicas es muy superior a la que se imparte en centros privados".

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