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La feria de los mayores y de los más pequeños

Viernes de Feria, día grande donde los haya para el que aún tenga cuerpo, claro está, porque hasta el más pintao está ya para el arrastre. Sin embargo, en el día de ayer pasaban las horas y nadie salía de su asombro: el Real de San Juan volvía a estar hasta arriba y eso que algún chaparrón deslució la tarde.

el 16 sep 2009 / 03:50 h.

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Viernes de Feria, día grande donde los haya para el que aún tenga cuerpo, claro está, porque hasta el más pintao está ya para el arrastre. Sin embargo, en el día de ayer pasaban las horas y nadie salía de su asombro: el Real de San Juan volvía a estar hasta arriba y eso que algún chaparrón deslució la tarde.

Ni la crisis ni los excesos del día anterior hicieron que los alcalareños dejaran de asistir a la feria, y eso que el paso de los días empieza a dejar secuelas físicas en más de uno, que no se sabe muy bien si va tambaleándose por el real por un exceso de euforia o si el meneo obedece a los maltrechos pies después de tantas horas seguidas de fiesta.

Ayer fue el día de los visitantes, porque si hay algo típico en la Feria de Alcalá de Guadaíra es que en la recepción que se hace a los mayores se den cita políticos de todos los colores, incluso llegados desde pueblos vecinos.

El viernes de feria es el día más esperado por la tercera edad. Para algunos de ellos es el único día que bajan hasta el real -algo no siempre fácil, conociendo las cuestas alcalareñas-, y además, es una magnífica oportunidad para reencontrarse con viejos conocidos y hacer memoria. Las diferentes ubicaciones de la feria a lo largo de los años, como la antigua feria del Duque, o las diferencias entre sus tiempos mozos y los que ahora corren, volvieron a ser algunos de los temas más recurrentes entre plato y plato.

Y los precios. Ésa es la conversación más escuchada en la feria "¡Con lo barato que salía antiguamente llevarse la comida de casa!", explica Paco Cervera, mientras devora una tortilla de patatas en la caseta municipal, "pero, ahora no se puede hacer eso. No está bien visto".

"Esta es la feria de nuestros hijos y nietos", afirma Elena Álvarez "porque a nosotros, a los que ya somos muy mayores, nos viene grande, nos cansamos, apenas damos dos vueltas y ya queremos volvernos a casa".

Mientras los mayores disfrutaban en la caseta municipal, los más pequeños de la casa hacían lo propio a la entrada de la feria con la tradicional carrera de triciclos -o cuatro ruedas- que organiza la guardería pública Azahar para niños de tres a cinco años. Ésta ha sido ya la décimo cuarta edición de esta entrañable carrera en la que todos los niños recibieron medallas y premios de manos del alcalde, Antonio Gutiérrez Limones. Sin duda un espectáculo digno de ver.

concurso. También ayer hubo tiempo para celebraciones especiales, como la de las casetas que han resultado ganadoras en el tradicional concurso de engalanamiento de casetas. Este año el jurado ya ha dado su veredicto tras estudiar las 83 casetas que inundan el real y el primer premio ha sido para la caseta El Revuelo, el segundo para La última y nos vamos, y el tercero para La esquina del perejil.

Un año más, la caseta Los amigos del molinete, una de las más jóvenes en la feria, ha resultado ganadora, aunque en este caso han recibido la mención especial a la caseta decorada con los motivos más alcalareños: panes, espigas de trigo e incluso una gran foto con todos los socios que forman parte de esta bella caseta con un estilo propio y muy arraigado a esta tierra.

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