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La Fiscalía pide 40 años de prisión para Bretón por dos delitos de asesinato

Esa es la pena solicitada por el ministerio público para el padre de Ruth y José por el presunto asesinato de ambos.

el 16 ene 2013 / 11:11 h.

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La Fiscalía Provincial de Córdoba solicita penas por un total de  40 años de prisión para José Bretón, concretamente por la supuesta  comisión de dos delitos de asesinato, con la agravante de parentesco,  tras supuestamente asesinar en la tarde del 8 de octubre de 2011 a  sus dos hijos, Ruth y José, en la finca familiar de Las Quemadillas,  en la capital cordobesa.

Así se recoge en la calificación del Ministerio Público, a la que  ha tenido acceso Europa Press, y en la que el fiscal también acusa a  Bretón de cometer una simulación de delito, por la que le pide 3.600  euros de multa, tras denunciar la supuesta desaparición de sus hijos  en el Parque Cruz Conde el día de autos.

Igualmente, el fiscal reclama al padre de los pequeños, interno en  el Centro Penitenciario de Alcolea, en Córdoba, desde el 21 de  octubre de 2011 por estos hechos, el pago de una indemnización de  600.000 euros para su exmujer, Ruth Ortiz, al tiempo que cifra en  unos 165.400 euros los costes de la investigación, concretamente pide  indemnizar con 137.335 euros al Ministerio del Interior por la  investigación policial; con unos 5.500 euros, a la empresa del  georadar que rastreó la finca y unos 22.560 euros para el  Ayuntamiento de Córdoba, si es que reclama el coste del servicio  prestado.

Por otra parte, solicita una orden de alejamiento de su exmujer de la abuela materna de los niños y del hermano de Ruth durante 42  años y pide que se ordene, "sea cual sea la evolución del condenado",  que no le concedan el tercer grado hasta el cumplimiento de al menos  la mitad de la pena impuesta por los dos delitos de asesinato.  Además, de cara al juicio con jurado, el fiscal pide que la caja con  los restos óseos examinados en el caso "permanezca cerrada en la  sala, mientras no se solicite su exhibición que deberá realizarse a  puerta cerrada".

En concreto, el fiscal relata que, tras contraer matrimonio Ruth y  José en diciembre de 2002, "la convivencia de la pareja se fue  deteriorando" después del nacimiento del pequeño José, hasta que en  agosto del año 2011, "Ruth le manifestó a su marido que pensaba  renovar su contrato de trabajo y, por tanto, no se iría a Córdoba con  él, como era el deseo del acusado". Posteriormente, le anunció que  "no era feliz con él" y le comunicó su decisión de separarse y  mantener la custodia de sus hijos.

A partir de ahí, "la convivencia se rompió" y el acusado se marchó  a vivir a Córdoba, a la casa de sus padres, y aunque ambos acordaron  el régimen de visitas, Bretón "siempre que coincidía con familiares  de Ruth y amigos de la pareja" manifestaba "su enfado" por la  separación y el comportamiento de Ruth. Por estas circunstancias, el  acusado "ideó dar muerte a sus hijos, decidiendo que el lugar más  adecuado sería la finca familiar" en Córdoba y "la fecha del  fallecimiento sería el 8 de octubre de 2011".

De este modo, a fin de elaborar su plan y de "garantizar su  perfecta ejecución", desde el 15 de septiembre hasta el 7 de octubre  de 2011, el acusado "permaneció durante un número indeterminado de  noches" en la casa de la finca, "haciendo acopio de leña de olivo e  ideando el mejor modo de cometer su acción"; adquirió gran cantidad  de combustible; "con la excusa de la separación", acudió en  septiembre de 2011 a la consulta de un psiquiatra para "conseguir que  le recetara tranquilizantes que le pudieran facilitar la muerte de  los niños", y se negó a realizar un cambio de fin de semana de la  visita del 7 al 9 de octubre por la del 14 al 16 de octubre cuando se  lo propuso Ruth.

Una vez que lo tuvo todo preparado, según el fiscal, Bretón quiso  comprobar la reacción que podía tener un menor en el caso de perderse  y, por ello, "aprovechando que el día 5 de octubre llevó a sus  sobrinos al colegio los dejó solos durante un breve periodo de tiempo  pero los vigiló de cerca, con el fin de verificar la efectividad de  la excusa que iba a utilizar tras la muerte de los pequeños escasos  días después".

Así, dando inicio a "su propósito criminal", el 7 de octubre, tras  adquirir los últimos litros de gasoil que "tenía pensado utilizar  para hacer desaparecer los cadáveres de sus hijos", mantuvo una  conversación en Huelva con Ruth y le entregó una carta y un ramo de  flores en la que le exponía "su intención de cambiar y le pedía una  oportunidad", solicitándole asimismo que le respondiera en el acto, y  al negarse ésta debido a su estado psicológico, "le exigió que al  menos le contestara al día siguiente".

De este modo, Bretón se marchó con sus hijos a Córdoba, donde les  propuso a sus hermanos acudir al día siguiente, el 8 de octubre, a la  Ciudad de los Niños, "con el fin de ir ya preparando la coartada que  tenía pensado utilizar", a lo que se une "con la misma finalidad",  que durante toda la semana le dijo a su madre que "ese sábado no iba  a almorzar en casa porque había quedado con unos amigos, siendo  totalmente falso".

El día de autos, el 8 de octubre, Bretón dejó a sus hijos en el  domicilio de su hermana sobre las 10,30 horas; posteriormente, cogió  el coche de su hermana y acudió de nuevo a la finca "para comprobar  si en la parcelación existía alguna actividad vecinal o cualquier  otro imprevisto que pudiera frustrar sus planes delictivos". Durante  esa mañana, también llamó por teléfono a Ruth en dos ocasiones, no  consiguiendo comunicarse con ella.

Sobre las 11,30 horas, el acusado regresó a casa de su hermana y  permaneció en ella hasta las 13,15 horas con sus hijos y sus sobrinos  para después acudir a la casa de los abuelos, donde padre e hijos se  detuvieron "escasamente cuatro minutos" y saliendo de la misma con su  vehículo hacia la finca, "haciendo creer a su familia que iba a la  cita con los amigos".

Durante el trayecto, según el fiscal, el acusado le suministró a  sus pequeños "un número indeterminado de pastillas, que tenía  preparadas para facilitar la muerte de los menores". Una vez que  entró en la parcela, sobre las 13,46 horas, "instantes antes de  acabar con la vida de sus hijos", el acusado telefoneó de nuevo a  Ruth, pero "al no conseguir contactar con ella porque no quería  hablar con él, continuó con sus designios criminales".

En los momentos siguientes, el acusado, "como ya tenía previsto y  muy meditado con anterioridad", prevaliéndose de "la mayor fortaleza,  confianza y autoridad" que ejercía sobre Ruth y José, "acabó con la  vida de sus dos hijos de un modo que no ha podido quedar acreditado  debido a que a continuación, prendió una hoguera que ya tenía  preparada en un lugar nuevo de la finca, entre dos naranjos, y que no  podía divisarse desde el exterior, avivándose rápidamente gracias al  acopio de leña de olivo y de gasoil que estuvo realizando durante los  días anteriores".

Supuestamente, sobre la hoguera colocó los cuerpos de sus hijos,  "instaló una mesa metálica" y realizó "un horno crematorio que  alcanzó temperaturas de hasta 1.200 grados, con lo cual rápidamente  desaparecieron las partes blandas de los menores y sólo han perdurado  algunos huesos", teniendo en cuenta su edad. Asimismo, el acusado, hasta el momento en el que se marchó de la  finca, sobre las 17,30 horas, permaneció junto a la hoguera arrojando  combustible a ésta para "conseguir que mantuviera la temperatura  perfecta para hacer desaparecer los cuerpos de sus hijos". Bretón, "una vez que se aseguró que los niños habían sido  calcinados por el fuego", salió con su coche hacia la Ciudad de los  Niños, donde acudieron su hermano, Rafael Bretón, y su cuñado, José  Ortega, a quienes dijo que "había perdido a los niños"; llamó al 112  a la 18.41 horas, y denunció la desaparición a las 20.43 horas.  

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