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La foto fija de un PSOE dividido

En julio, el PSOE eligió a Viera secretario provincial con un 90% de los votos. Tras cinco meses, el control de la capital sigue dividido. El sector del alcalde vuelve a ser mayoritario, pero Viera ha reforzado su posición.

el 15 sep 2009 / 20:08 h.

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En julio, el PSOE eligió a Viera secretario provincial con un 90% de los votos. Tras cinco meses, el control de la capital sigue dividido. El sector del alcalde vuelve a ser mayoritario, pero Viera ha reforzado su posición casi con los mismos votos y la llave de cuatro agrupaciones. En la provincia Viera no tuvo oposición.

Si en julio Viera se tuvo que blindar ante un ataque liderado por Monteseirín (aunque se personificara en Demetrio Pérez), ahora era el sector del alcalde el que debía defenderse ante la ofensiva de Viera. Se anunciaban deserciones al bando ganador tras el último congreso, alianzas contra las direcciones actuales y un complejo proceso que debía aclarar el futuro de los socialistas en la capital cuando se afronta una importante reestructuración interna que debe desembocar en la reorganización del grupo municipal, la creación de la Comisión Ejecutiva Local y la elección del candidato para 2011.

Sobre el papel, el reparto de poder apenas ha sufrido modificaciones con respecto a la situación de 2007 (4 agrupaciones para Viera y 6 para Monteseirín, sin incluir Macarena). Pero el núcleo del regidor no ha logrado reeditar los resultados de las asambleas previas al congreso. Aunque procesos incomparables, entonces el sector crítico se impuso al oficialista en todas las agrupaciones salvo Triana. Tampoco en número de votos hay una gran distancia. La apuesta oficialista de presentarse en todos los distritos ha provocado que los críticos apenas hayan recabado un centenar más de votos que Viera (sumando los suyos a los de José Caballos): unos 1.300 para los críticos y unos 1.200 para Viera.

El PSOE ha vuelto a demostrar tres características inherentes. La primera, su capacidad de movilizarse. 6 de cada 10 militantes se desplazaron a sus agrupaciones para elegir a su secretario general, un índice de participación muy superior al de unas elecciones municipales (un 54,61% en 2007), media que cayó en Triana a un 45,6% y sube en las agrupaciones de Este.

En segundo lugar, su perpetua división: en 8 de las 10 agrupaciones se han presentado dos candidaturas. No ha habido margen de negociación entre el sector del alcalde y el de Viera, sólo charlas pero todas interrumpidas, en muchos casos por los propios líderes.

Por último, la disposición a aliarse, pelearse y volver a aliarse con las mismas personas por intereses distintos. Si Caballos fue determinante en su apoyo a Viera en el congreso, ahora se ha aliado con el sector del alcalde; incluso con dirigentes de quienes se había distanciado hasta convertir sus diferencias en un problema personal, como Fernández. También Blas Ballesteros conformó una extraña alianza con el sector de Viera en Centro, finalmente decisiva, y la Ejecutiva Provincial fue capaz de poner como su líder en San Jerónimo a Evaristo Troya, que no sólo era de la órbita del alcalde, sino que está señalado por el PP por sus contratos municipales.

La agrupación de Troya representa uno de los pocos cambios en el mapa del PSOE de Sevilla con respecto a 2007. Aunque, en la práctica, la modificación es limitada. Ni antes era José Castro Buján un incondicional de Monteseirín, ni ahora Troya es un aliado seguro de Viera. Los socialistas suelen considerar esta agrupación como una estructura casi independiente, semifamiliar. En realidad, cada agrupación es un ente casi autónomo en el que ni siquiera los dirigentes se atreven a irrumpir sin llevar a alguno de los líderes del barrio cogido del brazo. La asamblea de Centro es un caso paradigmático. Es independiente hasta el punto de que toda la retahíla de neologismos (caballistas, vieristas, guerristas), más los críticos, tuvieron cabida en las dos candidaturas. Al final se resolvió por un número tan reducido de votos que se demostró la incidencia de un factor como el apoyo de Ballesteros y Francisco Álvaro a esta lista. Del resto, nadie perdió sus feudos, salvo Viera en Bellavista, que pasa a compensar la pérdida de San Jerónimo de la mano de Raúl Medinilla, del sector crítico. Celis mantuvo San Pablo con una leve subida de la lista de Viera.

Tampoco Susana Díaz en Triana tuvo que movilizar a su base ante la falta de rival. Alfonso Mir en Sur y Evangelina Naranjo en Miraflores salieron airosos, mientras que Francisco Fernández se apoyó en el pacto con Caballos para doblegar a su contrincante, Sergio Cebolla. Mención aparte merece Este; los vieristas retomaron su control, pero la elección fue polémica: el partido suspendió de militancia al candidato crítico el día de la votación. Y queda Macarena, la última incógnita.

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