El polígono Sur ha vuelto a ver llegar el autobús. Me gusta lo que está ocurriendo en ese lugar marcado por asuntos propios en circunstancia de superación y por otros casi impropios. Entre estos, los de quienes aprovecharon alguna vez, el mucho arte que anda por sus esquinas, para propagar imágenes de un lugar al que ellos llegaban, ávidos de ambientes tercermundistas, de los que muchos gustan para sentirse señoritos, allí donde llegar al final del día es, más que un milagro, un sueño.
Ocurre en todos los terceros mundos de cualquier gran ciudad. Pero el Polígono Sur está empeñado en dejar de ser eso, con Jesús Maeztu incansable en el tajo. La decisión, en su día, del Presidente Chaves y el compromiso asumido por la Junta y el Ayuntamiento esta dando frutos. El ultimo es la llegada del autobús. Ya están Las Vegas más cerca ¡hasta Las Vegas! y es que ya nada es lo que era en eso que se conoce, simplificando, como "las Tres mil".
Al polígono Sur le han dado fama, no solos sus carencias sino los artistas que llegaron "expulsados" de Triana, que perdió a muchos de sus mejores, cuando fueron llevados, no ya al otro lado del puente, sino al otro lado de todos los lados, sin planificación, sin gestión política, sin interés en que la hubiera, sin que nada de lo que allí iba a crecer importara a nadie. Era otro país, otro tiempo. En este, no podía seguir siendo lo que fue.
Faltan miles de pasos, pero lo importante es que todos los que se dan son hacia adelante y todos, empezando por los vecinos, los más importantes, están dispuestos a que nadie de un paso atrás. Y no hay que olvidar que es precisamente la fuerza de la exigencia, la que hace que las decisiones políticas se conviertan en compromisos ineludibles.
Periodista
