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Naturalidad, sencillez, bondad...

Familiares y compañeros ensalzaron las virtudes humanas del maestro Pepe Luis Vázquez, que será enterrado este martes.

el 20 may 2013 / 14:37 h.

El nieto del maestro de San Bernardo, que también se llama Pepe Luis Vázquez, deposita un ramo de flores sobre el féretro junto a su abuela, Mercedes Silva. / Foto: E. Recio El nieto del maestro de San Bernardo, que también se llama Pepe Luis Vázquez, deposita un ramo de flores sobre el féretro junto a su abuela, Mercedes Silva. / Foto: E. Recio   (Fotogalería de la capilla ardiente en el Ayuntamiento) Mientras seguía elevándose el mecano de tubos y tableros que acabará convirtiéndose en las portadas y el altar del Corpus en la plaza de San Francisco, la familia Vázquez y las gentes del toro velaban los restos mortales del maestro Pepe Luis, fallecido el pasado domingo en la clínica Santa Isabel a los 91 años de edad. El féretro había sido conducido al Salón del Apeadero en la noche del mismo domingo, muy poco antes de que la Virgen del Rocío saliera a la noche fría de la aldea almonteña en una corta y ordenada procesión que no recordaban los más viejos.   Aún no había retornado a su ermita cuando se abrieron las puertas de la capilla ardiente en una inusual –por plomiza y desapacible– mañana de mayo que no podía ser más sevillana. La familia del toro estaba allí para despedir a uno de los grandes que habría querido –eso es seguro– que aquello transcurriera entre tres o cuatro cabales, alejado de esos trajines que tan poco iban con el maestro de San Bernardo. Pero había que rendir homenaje a uno de los toreros más importantes que ha dado la historia del toreo, y también a un personaje de una calidad humana excepcional. Así lo destacó su propio hijo, visiblemente agotado por los días que han precedido al inevitable final, desencadenado por un derrame cerebral que se complicó con la fractura del cráneo que se produjo al derrumbarse en el suelo.   vazquez   “Como padre ha sido ejemplar y un hombre fuera de lo común. Pudo ser grande como torero pero lo superó como ser humano”, señaló Pepe Luis Vázquez Silva rememorando las faenas camperas que sí pudo compartir con él: “Tenía una inteligencia y una intuición para ver a los toros fuera de lo común. Unía la profundidad a la gracia, la facilidad y el duende. Era el toreo...” recordaba emocionado y asombrándose aún por la fortaleza física de su padre, que resistió la grave fractura y el derrame como si aún quisiera luchar contra lo irremediable. Su hermana Mercedes había comparecido por la mañana ante los medios en representación de toda la familia para destacar que “su maravillosa herencia es haber sido una persona sencilla, noble, humana y artista; nosotros recordaremos al padre que nos enseñó a vivir, que nos dejó ese sello. Sabemos que fue una figura del toreo pero ese artista que fue también lo plasmó en el día a día de nuestra casa”. El alcalde de la ciudad, arropado por el plenipotenciario edil Gregorio Serrano, fue el primero en abrigar y expresar el pésame de toda Sevilla a la familia Vázquez. Juan Ignacio Zoido señaló que se trataba de “uno de los mejores toreros de la historia y con él concluye una estirpe y una dinastía”. El regidor sevillano hizo votos por “mantener tener vivo ese recuerdo; de lo que fue y lo que supuso en un momento tan importante para la fiesta de los toros”. El alcalde también destacó la “trascendencia y la importancia” del maestro de San Bernardo y quiso unirse al dolor de la familia recalcando que se trataba de “una pérdida muy triste para Sevilla”. En esa misma línea, el alcalde hizo alusión al premio taurino de reciente creación por parte del Ayuntamiento: “Yo no formo parte del jurado; mi obligación como alcalde era crearlo pero no cabe duda que un premio establecido por la ciudad será lo importante que sea en función de los premiados que se designen y estoy convencido de que Pepe Luis reunía méritos suficientes". El ganadero Eduardo Miura, estrechamente vinculado como toda su familia al maestro fallecido, tampoco faltó a la triste cita en la plaza de San Francisco. Pepe Luis fue el torero que más veces se enfrentó al mítico hierro en la plaza de la Maestranza. Miura, visiblemente afectado por la pérdida del maestro, lo definió como “un padre taurino” afirmando que “lo admiraba como persona y como torero después". Según el criador de las temidas reses de Miura, “no cabe hablar sólo de la escuela sevillana, era un torero con una capacidad y una manera de ver el toro extraordinaria. Como persona era sencillez, humildad y naturalidad y no se daba nunca importancia. En mi casa toreaba siempre que iba. Se quedaba en un burladero con su capote y si había alguna becerra que le gustaba pedía permiso al que estuviera toreando para salir a dar algún capotazo. Para mi padre era un hermano...”, recordaba el prestigioso ganadero. El veterano rejoneador y ganadero Ángel Peralta, flamante Medalla de Oro de las Bellas Artes, también destacó las virtudes del torero fallecido. Peralta compartió muchas jornadas camperas con el maestro sevillano y refirió que “era un hombre sencillo que no presumía de nada. Pepe Luis Vázquez representó a la escuela sevillana y hoy es un día triste para todos los que pudimos gozar de su amistad". El empresario de la plaza de la Real Maestranza, Ramón Valencia, también destacó que “su sencillez es lo que le engrandeció como la gran persona que fue; el toreo sevillano siempre lo tendrá en su memoria”. El matador de toros José Ortega Cano no quiso faltar tampoco en el último adiós al Sócrates de San Bernardo. El diestro de Cartagena, después de reconfortar a la familia señaló que era “muy difícil” hablar de un personaje “tan importante como torero y como persona”. Ortega lo definió como “un hombre bueno y el padre ejemplar de una familia maravillosa”, recalcando que era difícil “encontrar las palabras suficientes para hablar de una figura tan importante que había llevado a Sevilla en su forma de torear”. El torero recordó el “respeto y la admiración mutuas” que se profesó con Manolete y rememoró su binomio con los toros de Miura, familia a la que le unía una estrecha amistad. Uno de los momentos de mayor intimidad y recogimiento se produjo a primeras horas de la tarde. El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, ofició un responso y disculpó su presencia en el funeral de hoy en la parroquia de San Bernardo por tener que estar presente en la reunión de los obispos del Sur que se celebrará en Córdoba en los tres próximos días. Asenjo –que es un secreto y entendido aficionado a los toros– se comprometió con la familia a celebrar una misa de réquiem en próximas fechas y destacó las virtudes humanas y cristianas del diestro fallecido señalando que se había marchado “en la Pascua de Pentecostés, el mismo día de la fiesta de Nuestra Señora del Rocío”. Después del funeral que se celebrará a las plantas del Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio –a los que acompañó tantos Miércoles Santos vestido de nazareno– el féretro será trasladado al ruedo de la plaza de la Real Maestranza para dar la póstuma vuelta al ruedo. Su propia familia se había resistido a este último homenaje –“a él no le habría gustado”, señalaban– pero han querido satisfacer los deseos de numerosos aficionados y compañeros de profesión que le dirán el último adiós en el ruedo de su vida. Posteriormente será enterrado en el cementerio de San Fernando.  

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