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La guerra de los mil días

El balance del Estatuto encara a Griñán y Arenas y rompe la unidad lograda para su reforma en 2007, de la que ahora se cumplen mil días.

el 26 nov 2009 / 19:34 h.

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El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ayer en el Parlamento.
El Estatuto de Autonomía roza los mil días de vigencia, de guerra abierta tras el costoso acuerdo de 2007 que, a duras penas, logró unir a PSOE, PP e IU. Desde entonces, el articulado sólo ha servido como armamento pesado. Es lo que ocurrió ayer en el Parlamento, donde a preguntas del PP se hizo balance de sus cumplimientos y deudas. La noche y el día se parecen más entre sí que las visiones del Gobierno y la oposición.

 

El presidente del PP-A, Javier Arenas, que interpeló al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, en la sesión de control, acusó a los socialistas de "saltarse" la primera norma de la región, de "engañar" a los andaluces con "cesiones" como la deuda histórica y de "fulminar" el consenso creado sobre el Estatuto. Arenas enumeró lo que entiende "incumplimientos" del texto: la falta de inversión pública y la derivación de fondos a dietas -como denuncia que sucede en Presidencia, con datos de la Cámara de Cuentas-, el incumplimiento de los méritos y capacidades en las convocatorias -con ayudas a afines al PSOE, dijo-, la transparencia en las ayudas -recuerdo para Matsa-, el pleno empleo -con una previsión del 30% de paro para 2010-, y hasta el "silencio" por las "afrentas" de Gibraltar a España. La reforma "se ha convertido en frustración", resumió.

El popular bajó su micro satisfecho del rosario relatado, pero Griñán le replicó con su misma medicina: los avances sobre leucemia y el genoma humano, el impulso a las renovables, la ley de patrimonio, igualdad, ciencia, educación, RTVA, puertos, farmacias... "¿No reconoce en ellos los artículos del Estatuto? Están ahí, no hay más que verlos. En menos de mil días con Estatuto tenemos leyes que desarrollan los derechos y libertades de los andaluces, pero ustedes no lo ven", denunció el presidente. Griñán exigió al PP que haga propuestas para desarrollar desde la excelencia el potencial del articulado y que no se orille, como con la Concertación Social. Entonces vino el reproche del día: "El problema es que usted sólo tiene una palabra, no, y una sola política, el antisocialismo", espetó a Arenas.

Encorajado, el conservador retomó la palabra para acusar a la Junta de "retórica", de prometer dinero "para 70 años de inversiones" que nunca llega, de no querer "escuchar" las propuestas que le hace el PP, -"Eso que usted llama libritos y que no me cansaré de enseñarle"-. "Pero si le ha hurtado el control del Estatuto a esta Cámara, si ni siquiera se reúne la comisión de desarrollo y hasta evita que preguntemos a Aguayo [por cuya ausencia el PP lució pegatinas de protesta]. Con Borbolla y Escuredo nunca se hubiera dado esta humillación", zanjó.

Griñán no dio un paso atrás. La reforma estatutaria ha sido "histórica". Sólo los populares, dijo, son ciegos a estos avances. El motivo: se dedican a deshacer lo que crean los demás. "Nosotros hacemos reformas y ustedes,

Contrarreformas. En sus filas están los que se opusieron a la Constitución, al Estatuto, a las células madre. Son la derecha más derecha y más rancia", acusó. Al presidente le gustó el símil religioso, herejes contra fieles, y siguió el argumento. Al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que dijo que la Transición no acabaría hasta que gobierne Arenas en Andalucía, le espetó: "Seguro que confundió la Transición con el Concilio de Trento", el que devolvió a la Iglesia al redil tras Lutero.

Lo anterior no se puede entender sin el bramido de las voces, el rumor de pelea. Arenas no pudo dejar de referirse a la polémica sobre el liderazgo del PSOE y, con los aplausos del grupo socialista aún sonando, recurrió al refranero para asestar el golpe. "Mucho te quiero, perrito, pero pan poquito. Le aplauden, pero de secretario general no le quieren", criticó. Griñán, con toda la sorna del mundo, le pidió calma. "Tranquilo, tranquilo, usted y yo seremos carteles electorales, usted como presidente del PP-A y yo como secretario general del PSOE-A". La pelea hasta 2012 promete.

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