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La importancia de llamarlo crisis

15-1. No es el resultado de ningún partido de fútbol, sino las veces que el líder del PP, Mariano Rajoy, citó la palabra crisis frente a las ocasiones en que lo hizo Zapatero durante su primer discurso en el debate extraordinario en el Congreso de los Diputados. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 07:18 h.

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15-1. No es el resultado de ningún partido de fútbol, sino las veces que el líder del PP, Mariano Rajoy, citó la palabra crisis frente a las ocasiones en que lo hizo Zapatero durante su primer discurso en el debate extraordinario en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno insistió en referirse a la actual coyuntura económica como "dificultades" o "condiciones adversas", o momento de "brusca desaceleración" y utilizó este término para hablar de la construcción.

Esta circunstancia, que pareció que era lo que más interés suscitó entre los grupos de la oposición -hasta rozar el empecinamiento- hizo que el líder popular intentara zanjar el asunto diciendo que "esta combinación de elementos negativos se llama crisis y no es opinable, pero usted puede seguir llamándole como quiera". Rajoy puso a disposición del Gobierno "todo el apoyo" de su partido para superar el deterioro de la economía, siempre que ponga "todas las cartas" sobre la mesa "sin engaños ni disimulos" y reconozca "la gravedad de la crisis".

Además de las recriminaciones, Rajoy también dio pie durante su discurso a una de las anécdotas de la tarde. En un momento de su intervención, lanzó una serie de preguntas retóricas que fueron espontáneamente contestadas por sus compañeros de fila, como en un concierto de rock. "¿Quién nos dijo que la crisis financiera jamás afectaría a España?", se preguntaba Rajoy. "Zapatero", coreaban los diputados del PP.

"¿Y aquello de que tras una leve caída de los indicadores, vendrían dos años de economía fuerte y pujante? ¿Y que la inflación comenzaría a bajar a partir de marzo o abril de 2008? ¿Quién juraba que España lograría el pleno empleo en poco tiempo?", fue desgranando el líder del PP, encontrando siempre la misma respuesta 'acusadora' de sus diputados: "Zapatero". Los chicos del coro provocaron sonrisas en el hemiciclo, incluso en el presidente del Gobierno.

En su intervención, Zapatero insistió en atribuir el deterioro de la economía a la crisis financiera internacional y al encarecimiento del petróleo y las materias primas. No obstante, admitió que hay dos elementos que afectan directamente a España y que han provocado aquí una desaceleración más rápida de lo previsto: la crisis en la construcción y la mayor necesidad de financiación exterior.

El jefe del Ejecutivo advirtió que el ladrillo seguirá destruyendo empleo en los próximos meses, aunque aseguró que las medidas adoptadas por el Gobierno inyectarán 15.000 millones a esta actividad hasta 2010. También aseguró que, antes de que acabe este mes, el Gobierno remitirá al Consejo General del Poder Judicial el anteproyecto para las reformas de la Ley de Enjuiciamiento Civil y de la Ley de Arrendamientos Urbanos, para favorecer la salida al mercado del alquiler de viviendas deshabitadas.

Zapatero volvió a relatar todas las medidas tomadas por el Ejecutivo, un total de 47 en cien días, e insistió en que el Gobierno, pese al menor crecimiento y a la posibilidad de no contar con superávit, cumplirá con todos sus compromisos electorales en materia de política social.

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