Sin querer caer en un "pesimismo desmesurado", el presidente de la Confederación Empresarial Sevillana (CES), Antonio Galadí, dibujó ayer el escenario provocado por la crisis económica para el que, según admitió, "los empresarios no tenemos la varita mágica".
Sin embargo, sí criticó el cierre del grifo de las entidades financieras a los empresarios, tras años de "crédito fácil". Reclamó, por tanto, una mayor atención de la banca a este colectivo y que ésta sea "más atenta y permeable" a los proyectos empresariales "serios", manifestó en un desayuno empresarial en el Club Antares. "Si la banca es más receptiva, estaremos a las puertas de salir de la crisis. Si nos encontramos la puerta cerrada, la situación puede ser caótica a medio plazo".
Tras el desplome de la construcción, que ha dejado un panorama de "proyectos iniciados y parados", sobre todo en la provincia, reseñó, lamentó que la industria no pueda convertirse en el motor económico en el que apoyarse. "Seguimos creyendo en el sector industrial, que es el que crea un empleo más estable" -aseguró-, pero los últimos datos, que apuntan a una caída de esta actividad en Sevilla próxima al 18%, no invitan al optimismo.
Además, destacó el daño a las arcas públicas de los Ayuntamientos generados por el parón inmobiliario, que se había convertido en la principal fuente de ingresos para los municipios, y el "río de desempleo" que ya está generando este frenazo.
Así, abogó por "encauzar" la construcción, que no se puede cortar "de forma drástica y violenta" como se ha hecho, sobre todo, por los efectos sobre tantas empresas proveedoras que dependen de esta actividad. Y dio como receta a seguir para capear el temporal "recortar gastos de forma drástica, eliminar personal no imprescindible e intentar mejorar los procesos para hacer un producto más competitivo".
