Cultura

"La izquierda debe perder el miedo y participar, no sólo criticar"

Pilar del Río, uno de los nombres protagonistas de la FLS 2011

el 30 may 2011 / 19:25 h.

Pilar del Río, viuda de José Saramago.
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-¿Qué habría dicho Saramago ante lo que está pasando?

-No puedo interpretar qué diría en estos momentos, no me lo permitiría a mí misma. Pero sí puedo recordar lo que ha dicho, lo que está en sus Cuadernos, y está Ensayo sobre la lucidez, con la gente saliendo en masa a votar; no como les pedían los sátrapas que gobernaban la ciudad imaginaria, sino como ellos querían.

-¿Es azaroso que Portugal se haya empezado a movilizar antes que España, o es que su situación económica era más apurada?

-Los portugueses, en líneas generales, están peor que los españoles. No podemos decir que se han rebelado, lo que hubo fue una manifestación impresionante de 300.000 jóvenes en Lisboa y Oporto como respuesta a quienes les habían dicho que sólo se movían por intereses personales. Salieron a la calle a demostrar que les movían los intereses colectivos, y es verdad que lo hicieron con frases de José Saramago, y es verdad que el fondo Monetario Internacional fue recibido en el aeropuerto de Lisboa con frases de Saramago... Era un pensador que nos sirve en un momento de crisis como nos sirve cuando tenemos angustias: leerlo consuela.

-¿Son las democracias española y portuguesa tan deficientes como muchos piden, o sólo requieren de algunos retoques?

-Saramago, dos años antes de la Expo 92, dio una conferencia en Sevilla que sería estupendo que alguien publicara, titulada La ilusión democrática. Ahí hablaba de la ilusión como anhelo, como esperanza, y también como engaño de los sentidos. Ahí decía: a ver si vamos a tener el edificio perfectamente integrado, el poder ejecutivo, el legislativo, el judicial, y nos va a faltar lo fundamental. Saramago no era tan simplificador como para decir "los partidos fallan". Él decía: ¿dónde están los ciudadanos? Porque a ver si va a ocurrir que son los ciudadanos los que no asumen sus responsabilidades y dejan el ejercicio de la política en manos de los mismos, a los que luego culpan de no dejar paso.

-Eso, sin eximir a los políticos de su propia responsabilidad...

-Saramago criticaba a los partidos aún siendo militante de uno, el Partido Comunista de Portugal. Pero insistía en que, si los partidos están mal, es porque la sociedad está mal. Una sociedad limpia no permite tener corruptos como representantes. La ciudadanía no exige lo que no comparte. Si un ciudadano puede robar unas horas al trabajo, o ir trampeando, lo hace. Y le parece perfectamente normal que vayan imputados, e incluso procesados, en las listas. Hay una cosa que me produce cierta tranquilidad, y es que las listas de izquierda que han llevado imputados, han perdido votos. La valoración de la corrupción es distinta, pero si los partidos de ambos bandos supieran que los ciudadanos no van a votar a esas personas, las retirarían.

-¿Es cierto que en Portugal está creciendo el entusiasmo iberista que Saramago defendía?

-La Universidad de Salamanca hizo un muestreo amplio que dice que el 43 % de los portugueses quieren unirse a España en un Estado Federal, lo que plantea problemas, porque entre otras cosas nosotros tenemos una monarquía. Allí hay muchísima gente que envidia el salario mínimo español, la Seguridad Social, la cobertura sanitaria... Portugal es un país mucho más pobre, y además con los viajes y el intercambio de ideas se han dado cuenta de que las cosas que el poder contaba antes para enfrentar a unos y otros no son verdad. Las dictaduras generaron animadversión contra España en Portugal, e indiferencia de España hacia sus vecinos.

-¿Ha vivido España de espaldas a la cultura portuguesa?

-Y a la marroquí. Y a la francesa, si me apuras. Hemos vivido de espaldas a todo lo que no fuera lo nuestro, muy encerrados. La dictadura fue muy castradora, y lo sigue siendo. Aquí de universal no había nada. Ni la Iglesia Católica, que, no lo olvidemos, era nacional-católica.

-De Portugal, Pessoa y Saramago... Aunque muchos tienen a Saramago por español.

-En Portugal, sin embargo, ha habido siempre un gran conocimiento, sobre todo de la cultura francesa, y luego las élites son muy anglófilas. De España se ha sabido menos, pero últimamente rara es la editorial que no tiene un buen catálogo con autores españoles.

-Cuando Saramago recomendaba autores portugueses, ¿a quién defendía con más pasión?

-Él decía que la novela moderna de Portugal la inventa Eça de Queirós, y es una delicia leer El crimen del padre Amaro o La Reliquia, o Los Maias. O Amor de perdición, de Camilo Castelo Branco. De los contemporáneos, hay un grupo en torno a los 40 años que son increíblemente buenos, entre los que están Gonzalo M. Tavares, José Luís Peixoto, Walter Ugo Mãe, João Tordo. Y de su generación, pues Agustina Bessa-Luís, Cardoso Pires... Y sobre todo, a los poetas: decía que renunciaría con gusto al Nobel en beneficio de Sophia de Mello.

-Se habla de la necesidad de reciclaje de la izquierda, ¿por dónde empezamos?

-Parte del deterioro social se debe a los medios de comunicación, que durante mucho tiempo no han reflejado lo que pasaba, han inducido a que pasaran las cosas. Este estado de casi atonía moral en el que vivimos está provocado en parte por ellos. La banca, sí, y el poder financiero, y los partidos... Pero la complicidad y la responsabilidad está en los medios. No hemos hecho esa mirada diagonal, no hemos mirado qué había detrás de las costuras, sino que como empresas hemos generado una sociedad donde pudiéramos vender cuanto quisiéramos... De todos modos, espero mucho no de los medios, sino de los periodistas, por más que nos hayamos vuelto dóciles y sumisos. Espero que también se rebelen, que digan basta, que se nieguen a firmar según qué noticias y a vestir colores. Y si no pueden ejercer la profesión, que hagan los empresarios los periódicos con las notas de prensa que les envían. Muchos ya lo hacen.

-¿Y la militancia de izquierda?

-Primero, perder el miedo. Y luego, ser de izquierdas: creer en unos valores de igualdad, de fraternidad, de libertad... Y participar, no sólo criticar. Si no les gustan estos partidos, que los refunden, o que hagan otros. Levantarse por la mañana y actuar, decir ¿qué puedo hacer hoy? Como decía Saramago, sabemos más de lo que pensamos, y podemos más de lo que creemos.

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