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La ley del silencio

Jugar al dominó en un velador, acelerar sin necesidad el coche, tocar el claxon en un atasco, chocar las bombonas de butano en el camión de reparto o tener al perro ladrando en casa estará prohibido en Sevilla.

el 27 jul 2014 / 08:55 h.

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TROFEO DE DOMINO El Ayuntamiento de Sevilla ha aprobado esta semana una ordenanza que pretende regular uno de los asuntos que suelen generar más quejas y peleas en la convivencia de una ciudad, enfrentando a colectivos, vecinos y empresarios a cuenta de los decibelios: el ruido. Más allá de la controversia política, generada porque esta norma sale adelante sólo con la mayoría del PP, el texto ha generado polémica por incluir entre sus apartados algunas cuestiones muy llamativas, como la prohibición de jugar al dominó en los veladores, la prohibición de elementos de pirotecnia en las manifestaciones o el buen trato que se da a laFeria,la Semana Santa o el Rocío. La nueva normativa, de más de 100 páginas, pretende regular buena parte del día a día de Sevilla, desde el funcionamiento de los bares o restaurantes, a los camiones de reparto, pasando por la tenencia de mascotas, los gritos en los recreos de los colegios o los acelerones innecesarios realizados con el coche en la vía pública. Pero este texto, que se denomina exactamente Ordenanza contra la contaminación acústica, ruidos y vibraciones, va más allá. Trata de dividir su ámbito de actuación sobre 11 «emisores acústicos específicos»: los centros de educación infantil; las actividades ocasionales en establecimientos cerrados y al aire libre; el uso de la megafonía en la vía pública; el de los vehículos a motor; las alarmas; la carga y descarga en la calle; las obras; los comportamientos vecinales; los espectáculos y actividades recreativas en embarcaciones fluviales, y los veladores. La ordenanza comienza estableciendo las condiciones acústicas que deben reunir los establecimientos para realizar sus actividades.En el caso de los locales cerrados, sus puertas o ventanas en las fachadas a patios de luces deben dotarse de aislamiento acústico suficiente para no superar el límite de ruido. En los locales de hostelería sin música, queda prohibido cualquier tipo de puerta abatible, doble o múltiple, plegable tipo fuelle o acordeón. Los bares o restaurantes con veladores autorizados sí podrán disponer de una ventana-mostrador, pero para uso exclusivo de los camareros. La norma quiere evitar también que los establecimientos sin música acaben generando problemas. Por eso, el uso de megafonía queda sujeta a la misma regulación que la música, mientras que las actividades que dispongan de carros para la compra de artículos deberán adecuar sus ruedas con goma para silenciarlos. Y es que la normativa trata de evitar incluso las molestias que ocasiona el arrastre de barriles de cerveza o mobiliario en general en el interior de un establecimiento, prohibiéndolo o imponiendo el uso de elementos que eviten las vibraciones o ruidos, incluyendo las mesas y sillas del local. En las actividades con música en directo será obligatorio «un equipo limitador-controlador de sonido», que regulará de forma permanente el cumplimiento de los límites, bajando el volumen cuando se supere el límite legal.Además, deberá registrar los picos de decibelios que se marquen en el local, para que puedan ser inspeccionados a cualquier hora, como si se tratara de un lector de la electricidad. En cuanto a la instalación de receptores de televisión en bares, cafeterías, autoservicios y restaurantes, la norma dice que se pueden colocar pero sólo en el interior del establecimiento, no en ventanas ni en veladores, y sin amplificadores o altavoces externos o supletorios. Además, no podrán funcionar de 00.00 a 10.00 horas. La ordenanza incluso fija el número de televisores que deben instalarse en actividades de hospedaje, limitándolo a uno en el salón y uno por habitación. La convivencia en la vía pública también es regulada. En principio, todo es posible en la calle, siempre que se mantenga «una actitud dentro de los límites de la buena convivencia y respeto». Sin embargo, en la vía pública y espacios al aire libre no se podrá cantar, proferir gritos, hacer sonar instrumentos musicales o «hacer ruido en general» cuando «la intensidad y persistencia del ruido sea intolerable o inadmisible a juicio de los agentes de la Policía Local» o «cuando se estén causando molestias evidentes a los vecinos, sobre todo en horario nocturno». También los centros de educación infantil autorizados para emplear zonas al aire libre como espacios de recreo deberán cumplir unos límites horarios. El recreo sólo podrá celebrarse de 9.00 a 14.00 horas. La normativa trata además de silenciar el tráfico urbano. En el apartado de vehículos a motor y ciclomotores, además de dictar que se deben mantener en buenas condiciones el vehículo, se prohíben los tubos de escape resonadores, así como forzar el motor con aceleraciones innecesarias, y en general la utilización incorrecta que dé lugar a ruido molesto. Estas infracciones, además, serán sancionadas directamente sin necesidad de realizar comprobación acústica alguna. Es más, cuando los agentes detecten un vehículo ruidoso, podrán obligar a su dueño a llevarlo en 30 días a la ITV para realizarle un informe sonoro, que tendrá que pagar de su bolsillo. Los coches-discoteca tienen también las horas contadas. Se prohíbe hacer funcionar los equipos de música a un volumen excesivo, «inadmisibles a juicio de los agentes de la Policía Local». Cuando esté parado o estacionado cerca de viviendas, se lo podría llevar también la grúa. Tampoco las sirenas de emergencia se quedan fuera de esta norma. Los vehículos que las lleven, como ambulancias o policía, deberán contar con un regulador para reducir su volumen por las noches, y sólo usarlas en urgencias. La norma intenta acabar también con los pitidos en los atascos. El claxon sólo está permitido en «casos de inminente peligro de atropello, colisión o auxilio urgente de personas». La policía podrá denunciar otros casos sin medición acústica. Estos son algunos ejemplos de a la que todavía le queda recorrido por delante, en el desarrollo de reglamentos.Un proceso que, a la vista de las críticas de la oposición y de algunas asociaciones, se anuncia poco silencioso.

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