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La llegada de inmigrantes baja en el área metropolitana por primera vez en tres años

La crisis pone freno a su presencia: sólo se empadronaron 4.387 extranjeros más.

el 27 feb 2011 / 19:17 h.

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Usuarios de la nueva oficina para extranjería de Sevilla.

Los inmigrantes siguen llegando a la Gran Sevilla, pero la crisis -y, por ende, la falta de empleo- hace que se lo piensen dos veces antes de inscribirse en el padrón. Tras dos años en los que la inmigración representaba el 40% de los nuevos residentes metropolitanos, los últimos datos del padrón -fechado a 1 de enero de 2010- ponen de manifiesto el freno a esa escalada, ya que se recibió a la mitad de extranjeros que hace un año.

El área metropolitana tiene así 65.792 inmigrantes, 4.387 más que hace un año (6,67%), aunque lejos de los guarismos de 2009 y 2008. Sólo en estos dos años se empadronó a un tercio de la población extranjera actual, con un total de 18.274 inscritos. Es más, para hallar un ritmo de crecimiento tan ralentizado hay que remontarse al padrón de 2007, en el que sólo aumentó en un 5,59%, con 2.412 nuevos inmigrantes.

Los expertos ya habían avanzado que este frenazo se produciría. Así, precisaron que la actual situación económica del país ralentiza la incorporación de inmigrantes al padrón, al haber una relación directa entre el trabajo y la permanencia en una ciudad.

La crisis puede explicar, por tanto, que una cuarta parte de los pueblos de la corona metropolitana hayan visto cómo ha caído la presencia de su población extranjera. Los casos más claros se alojan en los pueblos ribereños. Coria del Río y La Puebla del Río han perdido 53 y 25 inmigrantes respectivamente a lo largo del año. La caída también se detecta en lugares de cultura agrícola, donde se solía recurrir a la población inmigrante como mano de obra. Es el caso de Albaida del Aljarafe, Aznalcázar, Aznalcóllar, Alcalá del Río, Carrión de los Céspedes o Villanueva del Ariscal. También figuran en la lista Bollullos de la Mitación, Camas, Carmona y Salteras, con leves descensos.

La llegada más a cuentagotas de la inmigración no entiende de nacionalidades, ya que es una dinámica generalizada. Sin embargo, es más acuciada en la población procedente de América del Sur, salvo raras excepciones como los paraguayos, cuyo colectivo aumentó un 25% en el último año y se ha duplicado en dos. Así, hay menos argentinos, brasileños y ecuatorianos, mientras que uruguayos y venezolanos prácticamente son los mismos que el año pasado según refleja el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los datos invitan a un cambio de tendencia en el aluvión de los últimos años, aunque no así en la concentración de la población. El inmigrante sigue con la mentalidad de que se encontrará mejor cuanto más cerca de la capital hispalense esté. Eso se traduce en que el 85,3% del colectivo extranjero empadronado vive en el área metropolitana, idéntico porcentaje que hace un año. La alta concentración sólo calca el fenómeno vivido en los noventa en otras aglomeraciones urbanas, como Madrid y Barcelona, cuando se produjo una mayor afluencia de inmigrantes y, en especial, en la capital. Eso se está viviendo en la capital, donde reside más de la mitad de los extranjeros de la provincia. De hecho, Sevilla es, de las diez grandes ciudades españolas, la que experimentó un mayor aumento de su población inmigrante, con un 48% más de empadronados que hace tres años.

Tampoco cambia el perfil del inmigrante. Los marroquíes son, por segundo año consecutivo, el colectivo con más representación, seguido por los rumanos. Su crecimiento fue de cerca de un 10%, lo que le ha permitido llegar a los 7.143 habitantes, de los cuáles más de la mitad viven en la capital. Tras marroquíes y rumanos se sitúan, como es habitual, bolivianos, colombianos y, pese a perder algo de población, ecuatorianos. Estas cinco nacionalidades se encuentran por encima de la población china, de la que tanto se ha hablado por la proliferación de sus bazares en las zonas comerciales. Por ahora son 3.300 chinos empadronados, un 16% más que en 2009.

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