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La lucha contra un nuevo grafiti

Monumento de la Inmaculada. Recién restaurado. "Aparecen pintadas con rotulador de espátula en el pedestal y de punta redonda en las escalinatas". Estos daños obligan a una nueva intervención para suprimir los efectos de una nueva acción vandálica y a aplicar de nuevo el sistema de protección antigrafiti.

el 09 ene 2011 / 18:35 h.

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El monumento de Simón Bolívar tenía pintadas de hasta un metro.
No es un hecho aislado. La campaña de actuación contra las pintadas en las esculturas de la vía pública, que se ha centrado en 2010 en Casco Antiguo, Triana, Sur y Macarena, se ha saldado con un balance que revela los problemas de conservación del patrimonio de la ciudad. De 34 obras analizadas, 16 han tenido que ser reparadas, seis están aún pendientes y 12 no sufren desperfectos. Pero, sobre todo, las actuaciones encargadas por el área de Infraestructuras para la Sostenibilidad, que dirige IU, han alertado de una nueva tendencia vandálica más dañina y que dificulta aún más la protección de las esculturas.


"La costumbre vandálica de pintar sobre los monumentos está cambiando -recoge el informe elaborado por la firma Metis-. La pintura con spray, que antes era más frecuente, se está sustituyendo por el uso de tintas de carácter permanente y acrílicos. Esto se traduce en la reducción del tamaño de las pintadas, pero en un aumento considerable de su número, ya que resulta fácil de aplicar y tiene un menor coste". Son varias las esculturas en las que se asienta este diagnóstico: los monumentos a Simón Bolívar, a Trajano, a San Fernando, el de la Tolerancia del Muelle de la Sal, las farolas de la Plaza Nueva o incluso los revestimientos cerámicos de los bancos de los Jardines de Murillo. En muchas de ellas se han usado rotuladores de punta de espátula con un gran grosor, que produce "trazos de mayor dimensión y visibilidad". Y sobre todo, son más baratos.

El grafiti tradicional, con sprays aerosoles según este informe, se ha reducido sensiblemente en la ciudad. Aunque permite realizar pintadas de mayor tamaño y con más variedad de colores, apenas se usa ya en las esculturas del casco histórico. Y ha quedado para "las zonas alejadas o escondidas de la ciudad". Pero su sustituto, el citado rotulador permanente, es incluso más dañino para las obras de la vía pública. Así, el resultado de este cambio de hábitos es un aumento de los desperfectos generados por este tipo de conductas vandálicas: "Por el carácter de la tinta poseen un alto poder de penetración en superficies pulidas".

Este análisis servirá además como punto de partida para el desarrollo este año de un trabajo de revisión del estado de los monumentos de la ciudad que se ha desarrollado durante este mandato. En su inicio, el Consistorio encargó un inventario de todos los bienes patrimoniales de la ciudad en el que se catalogaran y se analizase su estado. El resultado, difundido a mediados de 2010, fue un balance desigual. Se registraron 1.362 bienes, y de éstos, 450 sufrían daños. Aunque, eso sí, se concluyó que el estado general de las obras es bueno y se inició un proceso que tenía por objetivo "dar a conocer el patrimonio de la ciudad". "La clave es seguir avanzando en el camino de la pedagogía para que los sevillanos aprendan a comprender y respetar sus propios bienes, eliminando esta clase de pintadas y actos vandálicos", explica el primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos.

Este análisis se está usando como punto de partida para un plan de reparaciones de las obras de la vía pública que se había iniciado en paralelo. Sólo durante 2009, una veintena de esculturas fueron protegidas contra los actos vandálicos y algunas como la fuente de la Plaza de la Magdalena experimentaron una reforma integral. Se reconstruyó el brazo de mármol y se limpiaron las superficies de los bronces.

Los trabajos continuaron en 2010 cuando además se adjudicó esta campaña de actuación contra las pintadas y grafitis en las obras del Centro de la ciudad, que el área de Infraestructuras para la Sostenibilidad adjudicó el pasado mes de abril a la empresa Metis, Conservación y Restauración, por un importe de 25.000 euros. Con este dinero se ha podido limpiar una quincena de obras de la vía pública, pero quedan aún por tratar al menos otras seis de las detectadas en 2010 -entre ellas el monumento a San Fernando o la fuente ornamental de la Plaza de Santa Isabel- y un inventario de más de 1.300 obras, muchas de ellas pendientes de reformas.

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