La Basílica de la Macarena ha sido este domingo un hervidero de fieles, un continuo trasiego de hermanos y devotos que han desfilado por el templo donde habita la Esperanza para admirar la que ya todos califican como una imagen histórica de la Macarena. Arrancaba diciembre y en el primer domingo de Adviento la dolorosa de San Gil mudaba el luto del mes de los difuntos por los colores inmaculistas de los primeros compases del Adviento.
La nueva priostía de la hermandad, recién aterrizada en sus cargos tras las elecciones del pasado 10 de noviembre, se ha estrenado con bríos. Ni siquiera ha habido que esperar a su besamanos del 18 de diciembre para percatarse de los nuevos aires y de la apuesta innovadora que estos nuevos servidores de la Esperanza los priostes Fernando Marmolejo y Jerónimo Núñez desean imprimir a su trabajo.
Ante los ojos de los hermanos, de los devotos y de los centenares de peregrinos que visitan la Basílica para ganar el Jubileo coincidiendo con la celebración del Año Jubilar por el cincuentenario de su coronación, la Virgen de la Esperanza aparecía vestida con el manto de tisú celeste, bordado por José Guillermo Carrasquilla, que lució en el año 1964 durante el triduo de la coronación canónica en la Catedral; con la saya neobarroca de color rosa de la Virgen del Rosario; con un tocado de encaje sobre el que reverberaban las cinco mariquillas de Joselito el Gallo; y con la toca de sobremanto obra del taller de bordados de Brenes de Fernández y Enríquez. La dolorosa no portaba corona, sino una aureola de plata con estrellas, y a sus plantas, la media luna de plata obra de García Armenta. En su mano derecha, un pañuelo de encaje, y en la izquierda, un rosario de oro.
Con esta estampa tan inusual de la imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena en diciembre, los priostes de la hermandad han intentado trasladar a los devotos la visión apocalíptica del evangelista San Juan relacionándola con los cuadros de la Inmaculada del pintor Francisco Pacheco.
Diciembre llega a la Resolana con la aparición de una gran señal en el cielo: la de esta mujer hebrea revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Una imagen histórica de la Esperanza Macarena para iniciar el Adviento.
