Tras haber escapado casi milagrosamente a un resultado severo en la primera parte, el Betis se rehizo tras el descanso. La Unión Deportiva cedió campo y apretó líneas, para explotar a la contra su ventaja de 1-0: pero el equipo canario no contaba con el 1-1 de Ezequiel, casi de vuelta de casetas.
Eso cambió el aire de Las Palmas, cuyo equipo se fue descomponiendo, disgregando... y el Betis tomó el timón, con buenos cambios e iniciativa estratégica por parte de Mel, quien ofrece razón y lógica en casi todo lo que hace. Pese a la expulsión de Emana, que apenas ofrece razón y lógica en nada de lo que hace, el Betis siguió controlando el juego hasta que vino el 1-2. Y...
Y cuando todo parecía sentenciado, en un estadio grancanario repleto con 25.000 animosos espectadores, intervino de nuevo esa maldición canaria que persigue al Betis desde 1960, aproximadamente.
Maldición con mínimas excepciones: como el milagroso triunfo del domingo rociero de 1988, con aquel gol de Calleja, salvador para el Betis y sepulturero para la Unión Deportiva. O como las excepciones de excepcionales jugadores canarios que se pusieron las 13 barras en el corazón: el gran portero Pepín y el gran mediocampista Alexis...
El caso es que el Betis no gana en Las Palmas desde aquel Domingo de Pentecostés en el Estadio Insular, que aún se alza, absolutamente abandonado, en el barrio de Ciudad Jardín. Y quieren que el equipo amarillo regrese allí.
En el Estadio Gran Canaria (cubil de la Unión Deportiva desde 2003), el Betis aún no firmado un solo triunfo, No lo hizo en la recta decisiva de la Liga 09-10, lo que le costó carísimo con aquel gol de Rondón, y no lo ha hecho ahora, gracias a la diana de Sergio Suárez en el alargue y en el despiste de Goitia.
Cualquiera sabe lo que pueden costar el empate y la agónica pérdida de dos puntos. De momento, el Betis cede el liderato. Sobre convulsiones internas, juzgados y soviets, mejor consultar‘La Gaceta de los Tribunales'.
