El Santísimo Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Caridad recorren esta noche las calles de la localidad de Cantillana. A las diez de la noche se pone esta cofradía en la calle con un cortejo compuesto por 250 nazarenos, con túnica de cola negra y esparto, desde la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. De su recorrido por el centro del municipio ribereño, su diputado mayor de Gobierno, Manuel Salvador Reina, destaca la salida y la entrada «por la dificultad de la maniobra». Aunque no es necesario que se pongan de rodillas, los costaleros «tienen que ir a tierra y los pasos salen muy justos». «El callejón Josefa la del Carro» es, en palabras del responsable del discurrir de la cofradía, otro punto destacable «por la estrechez de la calle», así como la calle Cardenal Spínola, antigua Cuesta del Reloj. La música que acompaña a cada uno de los pasos es de capilla, lo que dota a la procesión de solemnidad y recogimiento. Sendas características hacen que esta cofradía no participe de las típicas pujas de la Semana Santa cantillanera a la entrada en el templo, cuando los asistentes pagan por meter los pasos dentro. La Sacramental, como se la conoce, ha terminado este año el bordado del Simpecado y estrena los dos faroles que lo acompañan. La recogida está prevista para la una y cuarto de la madrugada. La cofradía discurrirá por la calle Gustavo Adolfo Bécquer, Pastora Solís, Plaza de la Misericordia, callejón Josefa la del carro, Castelar, Martín Rey, plaza del Llano, Polvillo, San Bartolomé, plaza del Llano, Real, Antonio Machado, Buenavista, Casillas, Cuesta del Reloj, plaza Cruz de los Caídos, Cristo de la Misericordia e Iglesia parroquial. La imagen del Cristo fue tallada por Castillo Lastrucci en 1957 y representa a Jesús crucificado y muerto en la cruz. Se trata de una de las tallas más impresionantes de la comarca, con casi un metro ochenta de altura. Por su parte, la talla de Santa María de la Caridad es una obra de Francisco Buiza Fernández y fue bendecida en 1970. Llama la atención el detalle de la lengua y los dientes tallados y visibles, al tener la boca entreabierta en una expresión de tristeza extrema. Otrora , la Virgen de la Caridad salía en procesión a los pies del Cristo hasta que pasó a procesionar bajo palio detrás.
