Francia revivió, dos años después, los disturbios que asolaron la capital gala en 2005. Al igual que hace dos años, los llamamientos a la calma y a la responsabilidad se multiplicaron tras el estallido de violencia en un barrio conflictivo a las afueras de París.
El detonante de los incendios y saqueos perpetrados por decenas de jóvenes durante el pasadeo domingo en Villiers-Le Bel, a 20 kilómetros al norte de París, y que se extendieron a localidades vecinas fue la muerte de dos adolescentes del barrio que iban en moto y colisionaron con un coche de la policía.
Las dos víctimas, de 15 y 16 años, circulaban sin casco en un dos ruedas tipo moto cross, que iba muy de prisa y en un cruce golpeó al coche de la policía, que circulaba sin sirena ni luces y cuyo parabrisas quedó hecho añicos y la parte delantera hundida.
Mientras circulaban versiones contradictorias sobre la colisión, habitantes del barrio reprocharon a los policías que no prestasen asistencia de inmediato a los jóvenes. Seguidamente, empezó la violencia.
Decenas de jóvenes del barrio incendiaron y saquearon comercios, dos comisarías, paradas de auto- bús y cabinas telefónicas. En esta oleada de violencia 30 coches fueron pasto de las llamas, 25 policías y un bombero resultaron heridos y y nueve personas fueron detenciones, según la Prefectura.
A finales de octubre de 2005, la muerte de dos adolescentes, electrocutados al refugiarse en un transformador eléctrico al ser perseguidos por la Policía en Clichy-sous-Bois desató tres semanas de violencia en barrios conflictivos de la periferia de París y otras grandes ciudades.
"Da miedo", dijó una habitante de Villiers-Le-Bel. La hermana de uno de los adolescentes muertos llamó a los jóvenes del barrio a calmarse, ya que "de nada sirve, (la violencia) no devolverá la vida" a los muchachos. La misma actitud adoptó la ministra de Interior, Michèle Alliot-Marie, que llamó a todos a "la responsabilidad" y pidió que la investigación determine "plenamente" las circunstancias de estas muertes.