Cultura

La mujer entra con fuerza en el monopolio masculino del cómic

El monopolio masculino de los superhéroes en el cómic está tocando a su fin con la llegada de nuevas autoras, que reivindican la presencia de mujeres en sus argumentos, y con más personajes femeninos, algunos creados por grandes de la historieta, como Alan Moore.

el 15 sep 2009 / 23:43 h.

Mónica Faro (EFE)

El monopolio masculino de los superhéroes en el cómic está tocando a su fin con la llegada de nuevas autoras, que reivindican la presencia de mujeres en sus argumentos, y con más personajes femeninos, algunos creados por grandes de la historieta, como Alan Moore.

Las viñetas perfilan a nuevas mujeres, lejos de las heroínas que vivían a la sombra de sus antecesores como Superwoman o Spiderwoman, que son protagonistas de sus propias aventuras y que aportan un enfoque "más realista", explica a Efe María Teresa Valderrama, de la editorial Sins Entido. "En el cómic ocurre como en todos los ámbitos en los que la mujer ha ido tomando su papel poco a poco, incluso más que el hombre", continúa Valderrama, quien asegura que estas obras han tenido una "excelente aceptación" porque "hace que el lector tenga otras referencias".

Un ejemplo de esta tendencia es 'Persépolis', la obra de la iraní Marjane Satrapi sobre la situación política en tiempos de la revolución, que fue llevada al cine y llegó a ser candidata en los Oscar de 2008. 'Persépolis' es la obra estrella de la colección Nómadas de Norma Editorial, que ejemplifica su contenido: "Novelas gráficas que explican historias sociales" y "una colección de mujeres", según Álex Fernández, su editor.

Otra iraní, Parsua Bashi, de la que los críticos han dicho que sigue los pasos de Marjane Satrapi, ha publicado recientemente Nylon road, una obra autobiográfica que plantea la resistencia de una mujer divorciada en Irán. Autobiografía, mujer y cómic van de la mano, no sólo en Irán, sino también en el Líbano, como demostró El juego de las golondrinas (Sins Entido), de Zeina Abirached, que recoge en sus páginas una noche de bombardeos en el Beirut de los años ochenta. Nómadas también ha viajado a África con la saga Aya de Yopougon, en la que Marguerite Abouet muestra otra cara del día a día en África a través de tres amigas del barrio de Yopougon, en Costa de Marfil. Tres jóvenes que habitan un espacio donde no todo es guerra y que quieren vivir sus vidas.

Pero también hay espacio para historias de mujeres contadas por hombres. Olimpita, de Hernán Migoya, se adentra en la vida de una pescadera de origen andaluz que sufre malos tratos; y Lucille, de Ludovic Debeurne -una de las grandes promesas de la nouvelle B.D francesa-, está protagonizada por una joven que padece anorexia.

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