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La mujer que pidió la eutanasia en Francia murió por sobredosis

La francesa Chantal Sébire, cuyo caso relanzó el debate de la eutanasia tras pedir a la Justicia su derecho a morir dignamente, falleció el 19 de marzo tras ingerir una "dósis mortal" de barbitúricos, según los análisis de la Fiscalía. Ahora la investigación está en saber cómo adquirió el producto, cuya venta está prohibida en farmacias. (Foto: EFE).

el 15 sep 2009 / 02:20 h.

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La francesa Chantal Sébire, cuyo caso relanzó el debate de la eutanasia tras pedir a la Justicia su derecho a morir dignamente, falleció el 19 de marzo tras ingerir una "dósis mortal" de barbitúricos, según los análisis de la Fiscalía. Ahora la investigación está en saber cómo adquirió el producto, cuya venta está prohibida en farmacias.

La mujer, enferma de un tumor incurable que le causaba dolores atroces, además de deformarle el rostro, apareció muerta en su domicilio cerca de Dijon dos días después de que un tribunal le negara su petición de que se le practicara la eutanasia activa.

La autopsia del cuerpo no aclaró en principio los motivos de su fallecimiento, por lo que el fiscal de Dijon, Jean-Pierre Alacchi, solicitó que se procediera a la realización de un análisis toxicológicos de las sustancias encontradas en el cadáver. Los resultados de estas pesquisas revelaron la presencia en la sangre de Chantal Sébire de una cantidad de barbitúricos tres veces superior a lo que se considera una dosis mortal.

La Fiscalía ha procedido a la apertura de una investigación para determinar cómo accedió la afectada a ese barbitúrico, ya que es un producto que no se vende en las farmacias. "Las condiciones en las que Sébire se procuró ese barbitúrico son actualmente objeto de una investigación", puesto que el Pentobarbital no puede comprarse en farmacias, señaló Alacchi.

Afectada por un poco común tumor nasal incurable que le provocaba dolores atroces y que le había desfigurado el rostro y causado ceguera, Sébire saltó a la luz pública cuando se dirigió a los tribunales para pedir que le aplicaran la eutanasia activa debido a esta enfermedad. Como ese extremo no está recogido en la ley francesa, los jueces rechazaron su petición, pero su iniciativa reavivó el debate sobre la eutanasia, hasta el punto de que el Gobierno conservador francés ordenó una misión de evaluación sobre la ley de 2005 sobre cuidados paliativos.

Numerosas voces, incluidos algunos miembros del Ejecutivo, se pronunciaron en favor de introducir en la ley una modificación que permita aplicar la eutanasia a casos extremos como el de Sébire. De hecho, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, propuso en su día contar con una nueva opinión médica, mientras que el primer ministro, François Fillon, y la titular de Justicia, Rachida Dati, se mostraron en contra. "La medicina no está ahí para administrar sustancias letales", dijo Dati.

Pero el debate sigue latente. La actual legislación francesa permite a los doctores medicar a los pacientes que lo soliciten hasta que entren en coma y, en ese estado, aguardar la muerte, pero no autoriza a aplicar la eutanasia activa. Esta posibilidad fue rechazada de plano por Sébire, porque quería "morir con dignidad" rodeada de sus hijos, amigos y médicos.

Desde el Ejecutivo se insistió en que la ley sirve en el 99% de los casos y que toda reforma debía hacerse de forma sosegada y lejos de la emoción que provoca el caso de la mujer. La ley sobre el derecho a "dejar morir" se aprobó por unanimidad en 2005 en medio del debate sobre el caso Humbert, una madre que trató de provocar la muerte de su hijo tetraplégico que pidió un final digno a su vida. El relator de la norma, el diputado Jean Leonetti, ha sido de nuevo encargado de estudiar si hay que revi- sar la ley y solucionar su deficiente aplicación o eventuales insuficiencias.

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