La participación de jóvenes talentos en el Festival Turina cobró especial relieve en esta edición, erigiéndose en antesala del certamen. Es lógico que una maestra como Benedicte Palko otorgue este protagonismo a una juventud que demuestra esperanza para un futuro en el que no pare la música. El excelente trabajo que desempeña la Orquesta Joven de Andalucía se vio representado por un buen número de solistas que desplegaron un trabajo considerablemente digno en piezas como el Trío Círculo de Turina, también denominado Fantástico; una pieza de vocación descriptiva con connotaciones debuyssianas que obtuvo de las cuerdas una lectura disciplinada pero en ocasiones desequilibrada, mientras el piano le imprimió mayor entusiasmo. El Sextuor para piano e instrumentos de viento del músico ruso de origen germánico Paul Juon tiene encanto, mucho color y ritmo, que los jóvenes de la OJA tradujeron de manera impecable, destacando el dúo entre piano y clarinete del primero de sus dos intermezzi, un diálogo tan equilibrado como elegante. El Trío con piano nº 2 de Schumann recayó en el Trío Stellae, que acertó en el tono sombrío aunque no tanto en su capacidad de seducción. Si los movimientos extremos resultaron arrebatadores y el minueto irónico y suntuoso, el lento no alcanzó el grado de melancolía que exige. Por un desafortunado incidente que impidió la concurrencia del Trío San Sebastián en la segunda jornada, actuó de nuevo el Stellae y se adelantó el Albéniz; todo un alarde de profesionalidad y generosidad. Si hubo alguien que exhibiera un talento fuera de serie fue Rosalía Gómez Lasheras, que llena de energía y poesía desgranó cada nota del Piano Trío nº 4 K542 de Mozart con entusiasmo, fraseo impecable, osadas modulaciones y un sentido de la cantabilidad notable. El Trío Albéniz realizó una lectura competente de Trío nº 2 Op. 76 de Turina, sin estridencias ni excesos folclóricos, con un sonido homogéneo y sedoso y un final enérgico y contundente. Antes las jovencísimas integrantes niponas del Quinteto Franc pusieron la nota de color con sus luminosos trajes, extrayendo del Allegro del Quinteto para clarinete y cuerda K581 de Mozart todas sus posibilidades tímbricas y expresivas.
