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"La obesidad infantil se ha convertido en una epidemia en Sevilla"

El pediatra del hospital Macarena, especializado en obesidad infantil, cree esencial que las familias se impliquen en la lucha contra el sobrepeso, que afecta al 33% de los niños.

el 12 jun 2011 / 20:19 h.

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José Antonio Bermúdez, pediatra especializado en obesidad infantil del hospital Virgen Macarena, en su despacho.

-Un informe reciente asegura que uno de cada tres niños sevillanos tiene sobrepeso . ¿Debemos empezar a alarmarnos?
-Lo primero que hemos de hacer es distinguir entre sobrepeso y obesidad. Ambos son potencialmente perjudiciales para la salud de niños y adolescentes, pero lógicamente es mucho más grave la obesidad que el sobrepeso. En ese 33% de niños del que hablan los estudios están incluidas ambas situaciones. En Sevilla alrededor del 15% de los niños estará en situación de obesidad, teniendo sobrepeso el otro 15%.

-¿Cuándo se entiende que un niño tiene sobrepeso u obesidad?
-La obesidad es un exceso de grasa corporal que en los niños no resulta fácil de medir. En los adultos se emplea la relación entre peso y estatura, medida en kilos y metros al cuadrado. En los niños es más complejo, ya que hay momentos durante el crecimiento en el que gana más tejido magro que graso, cosa que no ocurre en el adulto.

-¿Cuáles son los problemas que pueden derivarse?
-Los problemas llegarán con la edad adulta y se relacionan con la hipertensión, problemas circulatorios, diabetes... Sin embargo, hay algunas consideraciones a tener en cuenta: el niño obeso que se mantiene así hasta la edad adulta sufrirá muchas más complicaciones que el que se haga obeso de mayor. En el periodo de transición entre la niñez y la edad adulta, las posibles complicaciones que puedan aparecer se agravan enormemente.

-¿Si el niño deja de tener sobrepeso antes de llegar a adulto evitará esas complicaciones?
-En efecto, pero cuidado. El 70% de los adolescentes obesos se convertirá en un adulto obeso. Llegando a los 16 años en situación de obesidad, subimos al 90%. Cuanta mayor sea la edad en la que se es obeso, mayor posibilidad hay de permanecer así en la edad adulta. De todas maneras también depende del momento en que aparezca la obesidad. Si aparece a los 5-6 años, las probabilidades de que se convierta en un adulto obeso son muy altas.

-¿Cómo podemos evitar que los niños en edad preescolar adquieran sobrepeso? ¿Es una cuestión de alimentación?
-Sí, y también genética. Se estima que del exceso de grasa que podamos tener un tercio tiene un origen genético. O, dicho de otro de modo, depende de la tendencia metabólica que se tenga a acumular grasa. El resto, un 60-70% de nuestro peso, viene de factores ambientales: el grado de ejercicio físico y la alimentación.

-Entonces se puede controlar la mayor parte del peso y parece que no se está haciendo demasiado bien...
-Yo diría que el problema principal es, sin lugar a dudas, la implicación de la familia. El factor epidemiológico más grande de la obesidad son los propios padres, y empieza en la cesta de la compra. Los padres obesos tienen grandes posibilidades de tener hijos obesos. De hecho, el tratamiento de la obesidad infantil ha cambiado y hoy se realiza a través de la concienciación e implicación de los padres, en que introduzcan buenos hábitos.

-¿Es cierto que cada vez comemos peor?
-Desde luego. Hace 40 años los niños eran significativamente más delgados, y actualmente la obesidad es una epidemia. Se ha convertido en un mal endémico, de hecho. A menudo, cuando llegan los padres a casa agotados por el trabajo, se recurre a los dulces , fritos y precocinados.

-¿Tan malos son los fritos y precocinados?
-No son el único problema. Tienen muchas grasas saturadas, pero éstas no son las únicas responsables de la obesidad infantil. En realidad, el principal factor que hay detrás son los hidratos de carbono de absorción rápida presentes en el azúcar. Esto incluye zumos, refrescos, bollería, dulces, cereales, etc... Pero nadie debe confundir esto con los hidratos de carbono de absorción lenta como el pan, el arroz, la patata o los cereales integrales. Estos alimentos son la fuente natural de energía del organismo.

-¿Qué consejos ofrecería a los padres preocupados?
-Comer despacio, variar el tipo de alimento que se ingiere, comenzar las comidas con un vaso de agua, una fruta o verduras crudas y frescas. También es bueno preparar raciones individuales y hay que comer menos alimentos de origen animal. Además es recomendable combinar legumbres, que contienen proteínas, con arroz o patatas.

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