La Pablo de Olavide necesita superar la barrera, por ahora infranqueable, de los 10.000 alumnos. Para lograrlo, el rector Juan Jiménez reclamó a la Junta poder incorporar "nuevas titulaciones" ahora que las universidades están en la recta final de la adaptación de las carreras.
En uno de los actos de apertura de curso menos reivindicativos que se recuerdan en los últimos años en la Olavide, el máximo responsable de la institución académica tan sólo elevó el tono de voz para sugerir que "aún faltaría incorporar nuevas titulaciones a la oferta académica de la Olavide", con la que ésta "complete su perfil de universidad joven que quiere responder a esas demandas emergentes de la sociedad".
Con estas palabras, el rector de la Olavide, Juan Jiménez, dejaba atrás aquellos tiempos de pataletas -algunas de ellas más que justificadas y siempre con la financiación y la aprobación de nuevas titulaciones como telón de fondo- contra la política de la Junta en relación a la Olavide.
Y aunque Jiménez desvinculó el "prestigio" de una Universidad al número de alumnos para relacionarlo directamente con la producción científica, lo cierto es que, con la actual oferta (23 titulaciones de grado), a la Olavide le supone un esfuerzo titánico romper la barrera de los 10.000 alumnos.
En este sentido, el director general de Universidades, Antonio Sánchez Pozo, hizo toda una declaración de intenciones durante su intervención en el acto asegurando: "No voy a regatear esfuerzos para seguir engrandeciendo esta Universidad".
El rector de la Olavide se mostró orgulloso de los proyectos científicos e innovadores que tiene en marcha el campus -entre ellos, los dos parques tecnológicos, uno con Dos Hermanas y el otro con Alcalá y Sevilla-, del que dijo que albergará la primera biotecnópolis de Andalucía.
Y, por último, puso todas sus esperanzas en la aprobación este curso del Estatuto del Profesorado, un "nuevo marco que regule la dedicación del profesor a su actividad docente e investigadora (...) y que la reconozca de forma explícita".
