El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó ayer a Siria por la violencia con la que las autoridades han reprimido las protestas de las últimas semanas contra el presidente Bashar al Assad y abrió una investigación sobre las muertes y otros presuntos delitos cometidos. Y es que la violencia en este país no cesa. Las fuerzas de seguridad sirias mataron ayer a 24 personas, incluidos dos niños, en varios ataques contra manifestaciones prodemocracia en Deraa, Homs, Latakia y Qadam.