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La oposición a Lopera cree que el club entrará en concurso de acreedores

El Betis sigue en Segunda y el futuro a corto plazo que se le abre al club verdiblanco, más que futuro, es un abismo. Los grupos opositores entienden que el club está en quiebra y que la salida más probable es que Ruiz de Lopera recurra al concurso de acreedores.

el 20 jun 2010 / 21:58 h.

Ruiz de Lopera.

El Betis sigue en Segunda y el futuro a corto plazo que se le abre al club verdiblanco, más que futuro, es un abismo. Si un año en la categoría de plata ya es difícil de sobrellevar para una entidad como la de Heliópolis, dos equivalen a la ruina. La masa salarial de la plantilla es insostenible, los ingresos por televisión no son ni el 10% de lo que serían en la máxima categoría, los activos no son suficientes para aliviar la enorme deuda que ya tenía el club antes de bajar a Segunda y el panorama, en fin, es tan negro que la oposición considera inevitable que Manuel Ruiz de Lopera recurra a un concurso de acreedores, la figura legal que antes era conocida como suspensión de pagos, aunque otros especialistas opinan que esa sería la última opción para el máximo accionista.

Entonces, ¿qué alternativa queda? La venta de sus acciones es una, y de nuevo suena el grupo Azabache como posible comprador, pero los precedentes hacen que cualquier operación en ese sentido tenga bastante poca credibilidad a priori. El no ascenso aboca al Betis a un drama para sobrevivir. La primera razón, como todo el mundo sabe, tiene que ver con la televisión. El Betis firmó un contrato con Sogecable que le aseguraba unos 27 millones de euros al año, pero claro, sólo si el equipo estaba en Primera. Ese acuerdo se encontraba en suspenso desde el 31 de mayo del año pasado, cuando el Betis se despeñó en Segunda, y deja de estar vigente al no haber ascenso. En septiembre, el club tuvo que negociar para llevarse algo a la boca en la categoría de plata y al final, tras mucho forzar, se rindió a las condiciones de Mediapro, que apenas le daba algo más de dos millones. Ese pacto sólo era para un año, así que el Betis tendrá que renegociar ahora sus condiciones. Y aquí surge un nuevo problema a mediados de la semana pasada. Mediapro presentó concurso de acreedores en su filial Mediaproducción SL, que es la propietaria de los derechos televisivos de casi todos los clubes del fútbol español.

La segunda razón tiene que ver con la plantilla profesional del Betis. Su masa salarial, próxima a los 25 millones de euros (aunque en las cuentas presentadas en la última junta sólo aparecían consignados 18,8 millones), también es absolutamente insoportable en Segunda. El club ha sobrevivido durante una temporada porque vendió a Oliveira y Mark González y además se quitó de en medio los sueldos de hombres como Edu y, en menor medida, Juanito y Rivera, pero el plantel sigue teniendo un nivel incompatible con la división de plata. Lopera tiene dos opciones: rebajar las fichas más costosas, algo a lo que obviamente se negarán los futbolistas implicados, o buscarles una salida en forma de traspaso para ahorrarse esos sueldos y obtener algún beneficio. En vista de cómo está el mundo, con una crisis global a cuestas, y de todo lo que costaron esos jugadores, el máximo accionista tendría bastante con conseguir lo mismo que se gastó y de alguna manera amortizar esas contrataciones, algo que se antoja complicado.El problema, otro, es que esos futbolistas, a día de hoy, son los únicos activos económicos de verdad que tiene el club de La Palmera. Aparte de ellos, poco hay de donde sacar recursos para paliar lo que se le viene encima al Betis. Incluso existe preocupación entre los empleados de la entidad porque en Heliópolis se intuye que el tijeretazo va a ser bastante importante. La deuda total del club ronda los 90 millones de euros, casi nada, y ya en el último ejercicio, con el equipo en Primera, las pérdidas oficiales fueron de 8,4 millones de euros después de impuestos gracias a un ardid fiscal que permitió al club maquillar su déficit real, cuantificado en unos 20 millones. La deuda crece y crece.

Los grupos de la oposición, que llevan muchos meses denunciando que el Betis rozaba la quiebra técnica, sospechan que Lopera sí acudirá al concurso de acreedores. "No hace falta ser un especialista para saber que la situación a 30 de junio de 2010 será de quiebra técnica", defiende Íñigo Vicente, de la Fundación Heliópolis. "El volumen de la deuda a corto plazo es demencial. Las pérdidas del ejercicio 09-10 van a ser muy gordas, pero las posteriores serán espectaculares. Las pérdidas de explotación son de 20 millones de euros, y subiendo, y hay que tener en cuenta que la mayor parte del salario de los futbolistas se paga como primas que se liquidan al final del ejercicio. Estamos hablando de unos 25 millones de euros", detalla.

La Fundación entiende que admitir la quiebra es "la salida más previsible" para Lopera, pero está en contra de esta medida. Por Nuestro Betis (PNB) disiente. "No vemos con malos ojos que la actual situación desemboque en un concurso de acreedores. Permitiría que un juzgado designara un interventor que controlara todos los movimientos del club, algo que permitiría de alguna forma saber a ciencia cierta dónde y cómo se invierte el dinero del Betis", explica Cayetano García de la Borbolla.

Béticos por el Villamarín, el grupo que dio pie al proceso judicial porque suyas fueron las primeras denuncias públicas, no se atreve a pronosticar. "Se presupone que hay una deuda enorme, pero nadie sabe qué puede hacer Lopera", dice Emilio Soto, el portavoz. "Si por mí fuese, pediría una orden de alejamiento para que Lopera y sus consejeros no se acerquen a Heliópolis. El daño que han hecho es irreparable", agrega.

El concurso de acreedores permitiría al Betis reducir su deuda y afrontar los pagos de manera más desahogada. Por poner un ejemplo, en vez de abonar un sueldo de un millón de euros en un año podría hacerlo en muchos años. El juzgado nombraría un interventor que vigilaría todas las operaciones, pero los gestores seguirían en su puesto si el concurso es voluntario (es decir, no a instancias del juez). El gran problema deportivo es que el club se vería obligado a gastar lo menos posible en fichajes. El concurso no es incompatible con la alternativa de la de la administración judicial, que sí supondría la salida de Lopera de la gestión del club, pero esa medida depende de la jueza Mercedes Alaya.

Y mientras se habla de todos estos términos tan poco futbolísticos, el Betis no reacciona. Su portavoz, José María Blanco, anunció el sábado una reunión del consejo de administración, pero los consejeros no tienen ninguna noticia de ese cónclave. Algunos están a la espera de hablar con Lopera para ver qué camino siguen. El consejo, de todas formas, no se reúne desde tiempos inmemoriales, a pesar de lo que dijo el propio Blanco hace ya muchos meses. La desafortunada reaparición del portavoz-coordinador, por cierto, ha sido muy criticada también desde dentro del club.

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