Local

La particular crisis del campo bravo

Las ganaderías de lidia luchan por adaptarse al actual marco económico y a la drástica reducción de festejos taurinos. Algunos critican el dispendio durante la pasada época de bonanza

el 11 ago 2013 / 21:47 h.

TAGS:

Toros de la ganadería de Juan Pedro Domecq, una de las pocas que resisten. Toros de la ganadería de Juan Pedro Domecq, una de las pocas que resisten. El drástico descenso de los espectáculos taurinos en los últimos años; el cierre indefinido o la falta de uso de muchas plazas de toros o la ausencia del montaje de esos recintos portátiles que formaban parte del paisaje de los pueblos en fiestas tiene muchas lecturas. Nos centraremos en la tragedia que afecta al campo bravo, que multiplicó sus cabezas de ganado en los cercanos tiempos de vino y rosas a lomos del inflado artificial del espectáculo que tanto tuvo que ver con la cultura del ladrillo y la recalificación. En Sevilla funcionan 81 explotaciones dedicadas a la cría del toro bravo enmarcadas en la Unión de Criadores de Toros de Lidia, la asociación más relevante histórica y numéricamente de las que vertebran la cabaña brava española. La de Sevilla sería la segunda provincia en número de ganaderías después de Salamanca, que tiene 98 vacadas inscritas en la Unión. Eso sí, los campos de Sevilla ganarían a las dehesas charras en cuanto a la extensión dedicada al ganado de casta: 61.931 hectáreas frente a 39.765 de Salamanca. Las estadísticas facilitadas por la Unión de Criadores amplían las cifras al resto de asociaciones ganaderas al recoger el número de machos herrados (las vacas no se lidian en las plazas) en los últimos años. Si en 2004 fueron 34.021, los que se están lidiando como toros en la presente temporada –herrados en 2009– fueron 28.962, una sensible rebaja que pese a todo no va en consonancia con el brutal descenso de espectáculos, que el pasado año redujo a menos de la mitad los celebrados en el fatídico 2007, año que marcó el techo taurino y económico de la desmesura que precedió a la tremenda crisis. La pregunta del millón está en saber cuántas de esas reses llegarán a embarcarse para una plaza de toros y cuántas serán –en el mejor de los casos– lidiadas a puerta cerrada antes de ser destinadas al matadero o amortizadas en el aliviadero de los festejos populares. Las cifras facilitadas por la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía no ofrecen demasiadas dudas y consagran esa inflación de bravura que ha llevado a los ganaderos a un difícil callejón sin salida. Si nos atenemos a las estadísticas de la temporada 2012 (las de este año no son concluyentes pero consagran la tendencia a la baja) comprobaremos que los 66 espectáculos taurinos celebrados en la provincia de Sevilla se quedan muy lejos de los 148 que se verificaron en el agridulce 2007. En todo el ámbito nacional nos encontraríamos con 2.174 festejos en 2007 frente a los 1.010 de 2012 ¿Dónde ha ido el tremendo excedente de ganado? “Estamos matando toros a puerta cerrada, eliminando vacas madre y dejando de echarle los sementales a algunas vacas”, señala Fernando Sampedro, propietario de la ganadería Hermanos Sampedro y vocal de la junta directiva de la Unión de Criadores, que analiza las circunstancias de esta recesión: “Hemos vivido una economía muy alegre en la que no se daba ningún valor al dinero. Se han subvencionado las plazas y hay gente que ha pagado por poner a sus toreros montando espectáculos que nadie demandaba. Había ferias con dos novilladas que pasaron a tres corridas de toros. Esa sobreoferta, esa saturación llegó a las ganaderías. El que tenía 100 o 120 vacas aumentó a 300 y el que tenía 200 llegó a 700”, explica el ganadero. Pero el frenazo en seco ha afectado a la economía del campo bravo. Los números no cuadran. Sampedro recuerda que “es el mercado el que marca las pautas. Si una corrida de toros para una plaza de segunda valía 36.000 euros ahora están a 18.000 o menos”. Las cifras son aún más escandalosas si analizamos la devaluación del toro como unidad: “Un solo toro tiene de costos de 3.400 a 4.000 euros en una ganadería bien llevada. Toda corrida que vendas por debajo de los 24.000 es pérdida. El pienso se ha disparado, un kilo vale 36 céntimos y tienes que echarle todos los días nueve kilos”. En esa tesitura, el aguante de muchos criadores ha llegado al límite. “Tenemos gastos inasumibles y ya no podemos más. Hay muchos ganaderos que se están quitando y otros se están quedando con el hierro y un puñado de vacas. No quieren tener toros, lidian los machos de añojos y erales para evitar echarles de comer dos años o tres años más. Incluso hay quien está cruzando con toros charoleses para aprovechar la carne”, precisa el ganadero afirmando que “no hay más de cinco ganaderías que ganen dinero de verdad en toda la cabaña brava española. Después habrá 30 o 40 que medio se mantienen pero el resto son ruina. Se salvan ocho o nueve criadores que acaparan las grandes ferias”. Una de las vacadas que se está salvando de esa quema y permanece en la primera línea es la de Juan Pedro Domecq, que pasta muy cerca de la localidad sevillana de Castillo de las Guardas. Se trata de uno de los hierros preferidos de la actual cúpula del toreo, que ha creado un estrecho cuello de botella que reparte el pastel entre no más de media docena de vacadas. Juan Pedro ocupa el cuarto lugar en cuanto a reses lidiadas hasta la fecha por las ganaderías sevillanas en la temporada 2013 –sólo superada por Cuvillo, Jandilla y Garcigrande aunque se pondría en primer lugar sumando las reses del hierro filial de Parladé– y ya ha embarcado once encierros entre novilladas y corridas de toros en los que se han lidiado 43 reses. La siguiente en la lista es la mítica ganadería de Miura, que ha lidiado 22 reses repartidas entre seis espectáculos. La tercera plaza, con cuatro festejos y 23 reses embarcadas, la ocupa la ganadera Clotilde Calvo, dueña de la vacada de Buenavista. El resto de las ganaderías sevillanas no ha llegado a lidiar ni veinte ejemplares. Sólo se acercan las de Soto de la Fuente, Julio de la Puerta y Benítez Cubero, con 18 reses lidiadas precediendo a un ancho pelotón. ¿Cuál es la solución a este difícil atolladero? Fernando Sampedro apunta algunas salidas reconociendo que “hay quien se está quedando con un par de corridas de toros para no desaparecer de la circulación aunque a veces no logran venderlas o casi las tienen que regalar”. El veterano criador reflexiona sobre los años de desmesura señalando que “el mismo daño ha hecho el constructor que ha comprado vacas y más vacas a precios astronómicos que el que se ha hartado de venderlas. Cada uno se tiene que aplicar al cuento en su casa”. La adecuación a la realidad del espectáculo es la principal premisa: “Si tenemos dos corridas de toros en vez de ocho podemos ser más fuertes y defender mejor el precio. A eso es lo que hay que ir. Hay quien dice que hay que aguantar como estamos pero ¿cuánto vamos a poder aguantar así?”.

  • 1