Cofradías

La Pasión eclosiona en los barrios

Siete cortejos procesionales recorrieron ayer las calles de distintos barrios de la ciudad H La lluvia, que se prolongó hasta pasado el mediodía, dio el respiro necesario para que los sevillanos disfrutaran de esta cada vez más consolidada jornada.

el 22 mar 2013 / 22:40 h.

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Cristo de la Corona. / Estefanía González (Atese) Cristo de la Corona. / Estefanía González (Atese) Con las calles aún húmedas por una lluvia que se prolongó hasta pasado el mediodía, los primeros nazarenos asomaron a las calles de Sevilla como anticipo de una Semana de Pasión que ayer tuvo su temprana eclosión en los barrios y también a los pies de la Giralda. Seis hermandades de penitencia y una nueva agrupación parroquial, la del Polígono Sur, pusieron sus cruces de guía en las calles en una tarde-noche ventosa y muy fresca, lo que no impidió que los sevillanos disfrutaran de esta cada vez más consolidada jornada de cofradías arropando a todos y cada uno de los cortejos. Ya lo dijo el pregonero, Franscisco Javier Segura: “Quien tenga oídos, que oiga;/ quien tenga labios, que diga:/ las Vísperas son también/ Hermandades de Sevilla”. Pino Montano Una salida con puntualidad británica La hermandad de Pino Montano puso ayer su cruz de guía en la plaza de la parroquia de San Isidro Labrador con puntualidad británica o incluso unos minutos antes de su hora prevista, las 17.45. A pesar de la lluvia que duró hasta primera hora de la tarde, la cofradía este año se organizó en base a las previsiones meteorológicas que auguraban que durante la tarde no había riesgo de nuevas precipitaciones, aunque en algún que otro momento las imágenes de Jesús de Nazaret y la Virgen del Amor estuvieron acompañadas por nubarrones y un vientecito más que sospechoso. Por ello, más de uno de los miles de fieles que estuvieron en las calles de la barriada disfrutando de su hermandad portaban paraguas bajo el brazo y de vez en cuando miraban hacia el cielo con cierto temor. Y es que el año pasado esta corporación tuvo que retrasar su salida, acortar su recorrido y, aún así, recogerse antes de tiempo por culpa del agua que enturbió la jornada. En este Viernes de Dolores, sin embargo, el sol lució radiante cuando a las 18.00 horas el paso de Jesús de Nazaret se puso en la calle. En un principio se hizo el silencio en la plaza y poco después una calurosa ovación recibió al Señor. Los comentarios en el entorno de la parroquia fueron unánimes “¡qué bien lo han sacado!”. En las caras se podía ver la alegría de que se iba a hacer una buena estación de penitencia. Poco después, a las 18.30, la Virgen del Amor fue recibida en la calle por sus fieles cantándole la Salve y con una lluvia de pétalos arrojados desde el tejado de la parroquia. En el resto del recorrido, la hermandad fue arropada por sus fieles hasta su recogida ya de madrugada. Padre pío-palmete Media hora de retraso que inquietó Las piñas de globos meciéndose, violentas, al son de un viento arisco y los puestos ambulantes de gofres y chucherías ponen sobreaviso al forastero de que para el barrio hoy es un día especial. Los 165 nazarenos de Padre Pío-Palmete se echaron a la calle media hora más tarde del horario previsto (17.45 horas). Adoptando quizás excesivas precauciones, la hermandad decidió apurar buena parte de la prórroga de 45 minutos que había solicitado al Consejo para garantizarse que a su salida el riesgo de lluvia descendiera hasta hacerse casi inapreciable. Las puertas de la modernista parroquia de El Buen Pastor y San Juan de la Cruz, inaugurada por el cardenal Carlos Amigo en octubre de 2001, se abieron finalmente a las 18.15 horas. El cortejo enfiló directamete el puente que cruza la SE-30, prescindiendo de su recorrido por el interior del barrio y poniendo rumbo un año más a la parroquia de Nuestra Señora de Dolores, verdadera Catedral para esta cofradía de vísperas, cuya junta de gobierno, encabezada por Antonio Castillo como hermano mayor, vivió ayer su última salida al frente de la corporación. La tarde ventosa hacía volar las capas de estos nazarenos de estética de Miércoles Santo, en cuyo escudo reza, contundente, el lema “El amor no cansa ni se cansa”. Un amor que se trasluce en alegría en el rostro de las madres que enfundan el capirote a sus pequeños mientras se forman los tramos en el interior del templo. Un amor de cofradía humilde por unos titulares que procesionan sobre unas andas tan sencillas que hasta escupen las puntillas con las que están clavetedas. Un amor como el que demostró a su hemandad Manolo Bejano, apodado el Mortadelo, hermano fundador de esta corporación por cuyo fallecimiento la Virgen de la Divina Garcia lució ayer un crespón negro de luto. LA MISIÓN 25 años haciendo _barrio en Heliópolis Con los sones de Cristo del Amor interpretados por Las Cigarreras, del portón de la Parroquia de San Antonio María Claret salía a las 18.25 de la tarde el misterio del Santo Cristo de la Misión. Ambiente de barrio, comodidad plena a la hora de contemplar su discurrir en medio de un Viernes de Dolores que apartó definitivamente los negros nubarrones de la mañana. El Señor pudo así estrenar la túnica bordada en color burdeos y la cofradía celebró convenientemente su primer cuarto de siglo procesionando por las calles de su collación de Heliópolis. El único paso de la hermandad realizó una extensa primera chicotá que le llevó hasta las puertas del Colegio Nuestra Señoras de las Mercedes, donde viró para saludar a las Hermanas de la Doctrina Cristiana. Las marchas Eucaristía, Consolación y espinas y Misericordia y leña continuaron sonando después mientras que la comitiva de La Misión se perdía por la universitaria vía de Reina Mercedes. Bellavista Un barrio orgulloso _de su cofradía Bellavista es de esas cofradías cuya existencia cobra pleno sentido en el barrio donde se asienta. La salida de estos nazarenos albimorados se vive en la tarde del Viernes de Dolores como un gran día de fiesta local. Se engalanan los balcones y hasta los naranjos se suman a la celebración desprendiendo su aroma más preciado. El hermano mayor, Alfonso Lozano, paseaba orgullo de la mano a su pequeña, una monaguilla de tres añitos, antes de que su mujer dé hoy a luz al segundo hijo de la familia. “Mañana a las ocho tenemos cita para inducirle el parto”. El Cautivo de Bellavista –copia exacta del primitivo titular de San Gonzalo– reparte un año más Salud y Remedios entre sus vecinos. Poco importa que al portentoso barco de madera sobre el que se escenifica el Prendimiento de Cristo en el Huerto de Getsemaní aún le falten muchos golpes de gubia para asemejarse a los que discurrirán por la Carrera Oficial a partir de mañana. Las prioridades de la hermandad son otras, como ha demostrado con la inauguración hace unos meses de un comedor social en el barrio, cuyas instalaciones conoció ayer el obispo auxiliar, Santiago Gómez, en la visita matutina a la hermandad. Un comedor que será la bandera social del expediente de coronación que se ha pedido en Palacio para la dolorosa del Dulce Nombre, que asoma a las calles de su barrio con Coronación de la Macarena. Cristo de la Corona Un estreno por la ‘puerta grande’ Ver entrar en chubasquero al concejal de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, no dio tranquilidad a los hermanos que aguardaban en la Parroquia del Sagrario de la Catedral, pero finalmente el cielo respetó este año al Cristo de la Corona, más vistoso tras un nuevo avance en la labor de talla. Poco a poco, el templo fue vistiéndose de ruán morado, a medida que llegaban los 81 nazarenos que cumplieron estación este año, y la docena de inquietos niños, nerviosos monaguillos, que incordiaron con sus gritos hasta el último minuto. Aunque el alboroto era comprensible. Este año, por primera vez, la hermandad iniciaba su recorrido por la Puerta de Palos, pórtico reservado a la Carrera Oficial, ya que la del Perdón está en obras. “Nos sentimos alegres de que el Cabildo nos haya brindado esta oportunidad”, explicaba antes de la salida el hermano mayor, Alejandro Mateo, que se estrena en el cargo en sustitución de su padre. Sobrepasadas las 20.30 horas, comenzaron a desfilar los hermanos hacia el Patio de los Naranjos, mientras su Cristo, talla anónima del XVI, arropada por lirios morados y mecido entre sobrios sones polifónicos, se dirigía por las naves interiores a la Puerta de Palos. Una encendida de pantallas LED aguardaba esta histórica estampa en la Plaza Virgen de los Reyes. El cielo, ya despejado, auguraba una estación tranquila y un apacible sábado de vísperas. Pasión y Muerte Otra forma de sobrecoger Triana Cada año que pasa se constata un hecho: Pasión y Muerte es una cofradía necesaria en un barrio como Triana. Y aunque a este otro lado del río no se esté acostumbrado a sisear pidiendo silencio cuando sale una procesión, ayer los aledaños de la Parroquia del Buen Aire bien podían haber sido, haciendo un ejercicio de imaginación, los de cualquier recoleto rincón del centro sevillano. Enlutada y sobria en la estética y en el procesionar, el Santísimo Cristo de la Pasión y Muerte se irguió en su paso reavivando una de las imágenes, ya casi rituales, más singulares y auténticas de la Semana Santa sevillana. Como original es también el lecho de flores del crucificado expirado, casi un trasunto sólo una brizna más colorista que el del Triunfo de la Muerte del Santo Entierro. La música de capilla tapizó de fúnebre negro un cielo, acostumbrado a campanilleros y vivas a las vírgenes, que enviaba racheadas frías brisas de aire y así, y no sin cierto esfuerzo, el público consiguió enmudecer y contemplar el desfilar de esta modesta corporación que significa mucho más de los que algunos piensan: para Triana, para Sevilla y para su semana más grande.

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