Cultura

La resaquilla de los carteles feriales

el 15 feb 2010 / 20:16 h.

Tiempo  récord. El que les bastó a Eduardo Canorea y Ramón Valencia para exponer unos carteles que los informadores ya conocían de memoria antes de llegar a la rueda de prensa celebrada el pasado miércoles en la plaza de toros. Dos o tres preguntas de puro trámite epilogaron las palabras de los empresarios y en pocos minutos el personal andaba bregando con el ambigú obsequiado por la Real Maestranza. A toro pasado, en los corrillos posteriores, algunos periodistas mostraban su extrañeza por la rutinaria celeridad con la que se había escenificado una presentación en la que, verbigracia, sobraban las presentaciones.

Preguntas en el aire. Y la verdad es que, finalizada la somera exposición, los del gremio nos quedamos como Belinda sin ánimo premeditado. Y ese silencio puede tener muchas lecturas en función del cristal con el que se mire: ¿Se habían contestado las preguntas que quedaron en el aire en los análisis previos realizados por la prensa especializada? ¿Se temían respuestas protocolarias o evasivas a los temas más candentes? ¿Se asumían los compromisos de la empresa como un efecto colateral inevitable del que no se esperaba explicación concreta? El caso es que la rueda de prensa, como tal, cumplió a medias su cometido. En cualquier caso, eso hay que dejarlo también claro, no deja de ser una circunstancia accesoria. No hay que perder la perspectiva y conviene recordar que se trata de un abono de estrellas rutilantes en su escaparate principal: una verdadera apuesta por la competencia en la primera fila. Lo que sí anda algo más desordenada es la trastienda, parcheada por esos compromisos que han impedido dar oportunidades a otros espadas del segundo escalón que no están pero sí son.

Ausencias y presencias. A estas alturas no se va a descubrir nada sobre la dinámica de un acto que cuenta con unos entrebastidores conocidos. Habría sido estéril iniciar un debate que intentara desentrañar por qué se lidia un año tras otro cierto hierro sevillano denostado por los toreros y por los aficionados de mejor concepto. Tampoco habría llevado a ninguna meta clara intentar analizar qué pintan ciertos toreros cuyos agarres son de sobra conocidos. Sí citaremos el nombre del ausente más comentado: el cordobés José Luis Moreno, que habría dotado de tensión a una corrida, la de Victorino Martín, que se dibuja algo escasa de argumentos.

¿Ampliación del aforo?
El teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo, no ha tenido ningún inconveniente en señalar en todo tipo de foros que el proceso constructivo de la plaza de toros sigue vivo. En la visita de las obras de remodelación de las antiguas gradas ya explicaba que “ahora toca seguir hacia abajo”, ampliar el aforo ganándole filas de barrera al inmenso ruedo, que posiblemente se ha quedado obsoleto para las exigencias de la lidia contemporánea. La adecuación de las localidades altas ha supuesto la reducción del aforo en 2.000 localidades y la pregunta está en el aire: ¿Se ha quedado chica la plaza? No debe ser casual que Ramón Valencia, cogerente de la empresa Pagés, abundara en esa línea de hipotética ampliación del exiguo aforo –ahora rondará las 11.000 localidades– en la presentación del abono. ¿Se estará cociendo algún proyecto en los muros venerables de la casa de los maestrantes? En menos de dos años saldremos de dudas. El debate encendido está asegurado.

alvarordelmoral@hotmail.com

  • 1