La Sierra Sur frena el verdeo mientras cae la actividad en los polígonos de Alcalá

El campo respalda el paro desde Arahal hasta Estepa, con la presencia de piquetes en empresas aceituneras. Las empresas alcalareñas se vieron afectadas por una barricada.

el 29 sep 2010 / 19:54 h.

Ni una sola aceituna recogida. La huelga paralizó el trabajo en los campos y, en especial, en la Campiña y Sierra Sur, donde se encuentran en plena campaña de verdeo. Desde Arahal hasta Estepa, los agricultores se quedaron en casa, al igual que el pequeño comercio, algunos de ellos por temor a unos piquetes en el que participaron activamente miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

En Arahal son cerca de 5.000 personas las que trabajan en el verdeo. La mayoría secundó el paro -según CCOO, era "casi el 100% de los verdeadores-. Desde bien temprano, los caminos rurales se quedaron sin tractores. El sector paró al completo ya que las cooperativas, los puestos y las industrias también respaldaron la huelga. Y esa fue la clave: la aceituna es un producto que se trata pocas horas después de la recolección y, si no hay empresa entamadora, ningún productor se arriesga a coger su producto.

La misma situación se vivió en Morón. Las empresas aceituneras pactaron servicios mínimos con los comités de empresa. Aún así, los piquetes estuvieron activos y hasta arrestaron a uno de sus miembros por bloquear la entrada a las instalaciones de Etiquetas Macho. Fue liberado tras mediar el alcalde accidental, Alfonso Angulo (PP).

La Sierra Sur, por su parte, recibió el 29-S bajo la sombra de la huelga convocada por el SAT que vivió la comarca el 14 de abril. En Osuna, los colegios y los centros de salud abrieron, pero no así los negocios agrícolas, destacando los cierres de las fábricas de aceite y la cooperativa Santa Teresa. Horas después, un piquete de 40 personas, encabezado por el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo (IU), obligó a desalojar el centro comercial Eroski.

Esa comitiva también fue a Estepa e irrumpió en las empresas del mantecado y la cooperativa Oleoestepa, que se vieron obligados a cesar su actividad, al igual que el Centro de Empresas -que acoge, entre otros, a Asaja y al Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Estepa-.

Otro punto caliente estuvo a las puertas de Agrosevilla, en La Roda de Andalucía. La tensión fue tal que el alcalde de Badolatosa, Luis Romero (IU), denunció el atropello de una persona del piquete ante la presencia de la Guardia Civil.

"Algunos trabajadores hicieron servicios mínimos, como regar, aunque nadie trabajó en el verdeo", apuntan desde COAG, mientras Asaja Sevilla asegura que el único respaldo, aunque "mínimo", a la huelga en el campo se dio en la recolección de la aceituna.

Pese a ello, el delegado del Gobierno, Juan José López Garzón, descartó cualquier incidencia de importancia, incluso en la Sierra Sur, donde "no hubo entradas a fincas y propiedades". Esa tónica, el de la calma, se vivió en casi todas las grandes urbes excepto Alcalá de Guadaíra. Una barricada de neumáticos cortó los dos sentidos de la A-92 a la altura de la tienda Aurgi, y ayudó a que sólo el 30% de las empresas de los polígonos permanecieran en servicio, según el presidente de la Federación de Industriales y Comerciantes (FICA), Carlos García. Cada día suelen trabajar en esta zona industrial 50.000 personas.

La historia se repitió en La Rinconada: la actividad en los polígonos evidenció un llamativo descenso, con pocos vehículos en sus calles, si bien muchas empresas optaron por trabajar con las puertas de sus naves cerradas.

El tercer intento fue en el otro núcleo empresarial: Dos Hermanas. Una barricada como la de Alcalá intentó reducir la actividad en el polígono La Isla, pero con menos de éxito. Tráfico desvió la circulación y apenas hubo retenciones. Los sindicalistas también intentaron que no se instalara el mercadillo que cada miércoles hay en el recinto ferial nazareno, pero estos acabaron vendiendo sus productos, conscientes de que, en calidad de autónomos, no se pueden permitir pasar un día sin trabajar. En la ciudad, algunos lugares significativos, como la plaza de abastos, permaneció cerrada, aunque no así la mayoría de locales instalados en la avenida de España, que no hicieron huelga por su condición de autónomos.

El Aljarafe tenía desde municipios como Aznalcóllar, donde el pequeño comercio respaldó la huelga, hasta La Puebla del Río, en el que hubo total normalidad. A pocos metros de este último, en Coria del Río, los trabajadores municipales vieron que su lugar de trabajo, como la sede de la sociedad de desarrollo (Sodecor) o el ayuntamiento tenían las puertas selladas con silicona, algo que pudieron solventar con rapidez.

La silicona también hizo acto de presencia en los comercios de Utrera, donde el apoyo al 29-S fue de un 85%, según los sindicatos. La asociación de comerciantes (Acal), por su parte, elevó la cifra de paro en el comercio a un 90%. Otros municipios donde los sindicatos destacaron el "éxito" de la huelga fueron en Lora del Río o Écija, al asegurar que hubo un seguimiento superior al 90%. En el caso ecijano, fuentes sindicales señalaron que las principales industrias locales echaron el cierre, gracias a acuerdos previos. Esas entidades emplean en torno al millar de personas. La labor de los piquetes fue especialmente activa en el centro comercial N-4, que permanecía abierto a primera hora y donde hubo algún que otro rifirrafe con la vigilancia privada.

También hubo contratiempos en Damas. El director de Fandabus, Juan Carlos García, apuntó que la empresa "no sacó un solo autobús por los piquetes", que quemaron ruedas junto a su nave del polígono El Manchón de Tomares. Mientras, el Consistorio de Lebrija informó de cortes de teléfono y luz en la Mancomunidad del Bajo Guadalquivir.

Al final, de la provincia, sólo hubo un municipio con garantías de haber seguido la huelga al 100%: fue Isla Mayor, que celebraba el día de su patrón.

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