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La silla de ruedas fue la "clave" que llevó a la Policía hasta Miguel

La Policía comenzó a sospechar de Miguel Carcaño gracias a la declaración de un vecino suyo, que dijo haberlo visto manipulando una silla de ruedas en León XIII sobre la una de la madrugada. Su testimonio es “el pilar básico que sustenta toda la investigación”.

el 12 abr 2010 / 22:06 h.

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Oliva Soto en la Maestranza.

Un caso, por cierto, que el juez califica de “insólito en nuestra historia criminal” no sólo por su repercusión, sino también por todas sus circunstancias. La declaración “certera y creíble” de este testigo fue la que permitió, “venturosamente”, poner en duda la coartada de Carcaño que prestó declaración ante los investigadores el 26 de enero, asegurando que a las 21.35 horas del 24 de enero la dejó “al lado de la cristalería cerca de su casa”.

Esta versión cuadraba con las declaraciones de cuatro vecinos de Marta del Castillo que contaron que se habían cruzado con ella entre las 21.00 o las 21.15 horas. Los cuatro ofrecieron detalles concretos como que “sujetó la puerta con la pierna para evitar que se cerrara”, lo que hizo que el contexto en el que se desenvolvía la investigación durante los primeros días fuera “realmente desconcertante”, como reconoce el magistrado en el auto de ayer.

Sin embargo, la declaración del vecino de Miguel, corroborada también por su novia, puso en duda la coartada de Carcaño, quien negó en una segunda comparecencia policial (tomada el mismo día 26 de enero) que él estuviera manipulando una silla, lo que hizo sospechar de él.

El testigo ofreció una descripción detallada de la silla, como que tenía “los tubulares azules y ruedas pequeñas”, lo cual se comprobó cuando fue intervenida. Además, el vecino dijo que recordaba que la madre del joven era minusválida y precisó que se cruzó ese día dos veces con Miguel, una por la tarde y otra por la noche, que era cuando salía con su novia, que también vio al joven con la silla.

La Policía solicitó entonces una autorización al juzgado para pinchar el teléfono del joven y una orden de registro de su vivienda que se llevó a cabo el 30 de enero. Allí se encontraron restos biológicos de Marta en varios puntos de la habitación (en la colcha y en el suelo), algunos de los cuales estaban mezclados con el ADN de Carcaño y de El Cuco. En la silla de ruedas se localizaron restos de la joven y de su asesino confeso en los reposabrazos. También se encontraron restos biológicos de la novia de Javier Delgado, María García, en una cinta adhesiva y de ambos en la alargadera que se intervino en el dormitorio de Miguel. Además, la sangre encontrada en la chaqueta del joven constituyó “una prueba decisiva de su autoría”.

El testimonio del vecino se vio arropado, además, por el de otro testigo que vio esa noche, sobre las dos de la madrugada, a dos varones con las cabezas “tapadas con las capuchas de sus sudaderas, empujando una silla por León XIII con un bulto rígido apoyado transversalmente sobre los reposabrazos de la silla”. El hombre los perdió de vista, pero los vio de nuevo al volver con la silla vacía. Esto hace pensar al juez que para poder sacar a Marta, “ya con rigidez”, tuvieron que sacar antes la silla, momento en el que Miguel fue visto, y luego subirla transversalmente en la calle, pues por la puerta no cabía.

El magistrado también hace alusión al “perseverante alarde de esfuerzo, entrega profesional y abnegada dedicación” de la Policía Nacional, además de reconocer en el auto “la natural frustración derivada del infortunio de no haber podido, a día de hoy, encontrar el cuerpo de Marta”.

Las pruebas
Miguel Carcaño.
La principal prueba contra el joven son sus propias declaraciones en las que ha reconocido la autoría pese a cambiar de versiones. Junto a su confesión está la declaración del menor, que también le implica. Los otros elementos claves contra él son las testificales de las personas que le vieron con la silla de ruedas y los restos biológicos localizados en el piso, además de la sangre de Marta en su chaqueta.

Samuel Benítez. El magistrado insiste en las declaraciones policiales del joven ante la Policía en las que reconoce su participación, pese a que luego lo niegue en el Juzgado. El magistrado sostiene que Samuel estuvo en Montequinto esa noche, como afirma él, pero dice que esto no implica que no participara en los hechos, pues entre las 21.24 horas y las 23.34 horas del 24 de enero y las 01.13 y las 3.35 horas del 25 de enero su móvil no le posiciona en ningún sitio al no recibir llamadas. Además, se unió a la búsqueda de Marta sin la sudadera que llevó toda la tarde.

Javier Delgado. El magistrado da “gran credibilidad” al testimonio del menor, el único que le implica en el caso. El juez asegura que ante dicha acusación “no tiene coartada”, ya que “nadie le vio aquella madrugada pese a que, a su decir, estuvo al frente del bar que regentaba atendiendo de cara al público”. El juez le imputa no por encubrir a su hermano, que no es delito, sino por hacerlo con el resto de implicados en el caso.

María García. Contra la novia de Javier Delgado el juez mantiene que existen las pruebas biológicas encontradas en una cinta adhesiva y en una alargadera de la habitación de Miguel. Ella reconoce que llega al piso a las 0.15 horas, por lo que si Miguel fue visto más tarde con la silla de ruedas, significa que ella estaba en el interior de la vivienda en ese momento. Por ello, el juez cree que ayudó a limpiar huellas.

El juicio con jurado puede ser recurrido por los abogados

Los cuatro adultos acusados por el crimen de Marta del Castillo (el menor sigue un procedimiento diferente) serán juzgados por un jurado popular, después de que ayer el titular del Juzgado de Instrucción número 4 confirmase la decisión.

Sin embargo, las defensas aún puede oponerse a este tipo de juicio cuando dentro de 15 días se personen en la Oficina del Jurado. Los letrados tienen la opción de recurrirlo ante la magistrada que se encargará de presidir el tribunal popular en la fase de cuestiones previas.

El abogado de Javier Delgado, José Manuel Carrión, ya manifestó ayer su intención de recurrirlo, ya que asegura que en este auto "se ha variado la interpretación de los hechos", pues el juez asegura que no queda claro qué delito tenía intención de cometer Miguel. "La audiencia preliminar giraba en torno a la agresión sexual y para ocultarla se cometió el asesinato, ahora se cambia y se dice que no está claro qué delito es el principal", explicó el letrado de Javier.

De hecho el magistrado se acoge a una ampliación de la interpretación que el Tribunal Supremo acordó recientemente sobre el jurado, en la que se establece que cuando un acusado haya cometido varios delitos y uno de ellos no sea competencia de este tribunal y haya dudas de cuál de ellos es el principal, la competencia se determinará por el más grave. Por ello el juez, al ser el asesinato, único que es dominio del jurado, "el más gravemente penado", es el que determina que el caso sea juzgado por un jurado.

El resto de abogados están estudiando también la posibilidad de recurrir esta decisión, entre ellos la letrada de Miguel Carcaño, Paloma Pérez.

Con este auto, el caso ya pasa a la Oficina del Jurado que, una vez que se resuelva las cuestiones previas planteadas por las partes, deberá fijar fecha para el juicio que, probablemente, no se celebrará hasta el mes de septiembre u octubre como muy pronto, aunque todo depende de si el caso se demora con nuevos escritos.

 

 

 

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