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La soledad del homenajeado

Felipe González llegó con puntualidad al Cortijo de Cuarto y fue recibido con abrazos por viejos amigos del barrio. Cuando atravesó el dintel de la puerta y fue visto por el poco público que había en el recinto, sonó una tímida salva de aplausos...

el 15 sep 2009 / 07:51 h.

Felipe González llegó con puntualidad al Cortijo de Cuarto y fue recibido con abrazos por viejos amigos del barrio. Cuando atravesó el dintel de la puerta y fue visto por el poco público que había en el recinto, sonó una tímida salva de aplausos. El ex presidente estaba tan emocionado que abrazaba a todo lo que se meneaba a su alrededor. Nos llamó la atención en seguida que no viniera acompañado por destacados compañeros del partido, por hombres y mujeres de la Cultura andaluza. Como ahora, en la Junta, son todos tan flamencos y chanelan tanto de la cantelogía?

A lo mejor es que entraron por el tejado del cortijo y no los vimos. Tampoco vimos a ningún artista del flamenco. Echamos en falta a los que han presumido tanto de que Felipe cocinara para ellos en La Bodeguilla con el fondo de un trémolo de guitarra y una voz quebrada de dolor. Ni siquiera fueron quienes viven de las subvenciones del partido que fundó Pablo Iglesias y que refundó precisamente el ilustre vecino de Bellavista que esa noche iba a ser homenajeado por su gente. Tampoco fue el público que se esperaba. Se hizo un gran aparcamiento y se colocaron muchas sillas, pero, una vez más, los aficionados no llenaron el Cortijo de Cuarto, aunque hubo más gente que el pasado año.

El homenaje resultó emotivo y fue un acto sencillo, que el ex presidente agradeció dando un largo y hermoso discurso. Habló de su adolescencia en el barrio, citando a muchos de sus vecinos; se refirió a su afición al flamenco, que ahora satisface sólo en el coche, "porque los gitanos me enganchan y tengo la agenda muy apretada", dijo.

Citó sólo a los cantaores Antonio Mairena y El Chocolate. "A Antonio Mairena, que era un hombre de izquierda, lo disfruté muchas veces en privado", confesó Felipe. Y fue especialmente llamativo cómo le enmendó la plana al presentador del festival, quien, seguramente por alabar el puritanismo jondo del señor González Márquez, arremetió contra el nuevo flamenco y el flamenco fusión. Felipe, que chanela lo suyo del arte de Silverio, le dijo que en el siglo XIX ya existían los cantes de ida y vuelta, "o sea, la fusión del cante andaluz con otras músicas", dijo. Para sacarlo a hombros.

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