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«La solución de la pobreza no puede venir sólo de Cáritas»

El director presidente de Cáritas Diocesana de Sevilla reclama la ayuda de la sociedad y las instituciones para tratar de impedir que la crisis haga mella en los trabajadores en paro, lo que ha provocado «una nueva imagen del pobre».

el 13 mar 2010 / 19:12 h.

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Felipe Cecilia frente a la sede de Cáritas, desde donde ayudan a quienes sufren las consecuencias de la crisis.

–La crisis está disparando la cifra de personas sin hogar, ¿pasa lo mismo con quien no llega a fin de mes y ha de recurrir a Cáritas?
–Efectivamente, es una de nuestras grandes preocupaciones. La crisis afecta a personas que ya vivían esta situación. Pero ahora el perfil de familias en esta situación ha cambiado radicalmente. Es una nueva imagen del pobre.

–¿Podría describirla?
–Son personas que tenían un puesto de trabajo prácticamente fijo y no preveían esta situación… se les han agotado las prestaciones y están sufriendo en sus carnes los problemas derivados de esta situación de crisis. Adaptarse a una situación de bonanza es fácil pero a la inversa es muy doloroso porque tienen que aceptar que su estatus social ha cambiado. Su entorno social percibe el cambio y no siempre hay una actitud de receptividad

–¿Le preocupa que esto afecte a las relaciones familiares?
–Es uno de los riesgos que corren estas personas, que incluso podrían llegar a una situación de exclusión social. Una de las consecuencias transversales negativas que se deriva de esta situación es un rompimiento familiar. Nos llegan casos de separaciones incluso no oficiales: cada uno procura una solución que a veces no incluye la de la relación conyugal: “Yo me voy a vivir con mis padres”. Hay un desarraigo familiar.

–¿Y cuál es el reto de Cáritas?–Procuramos que esto se interprete como una situación temporal crítica, no que vaya a ser una situación permanente. Desde las parroquias, que son quienes están más en relación con estas personas, se hace un acompañamiento, un seguimiento, para que la persona no se habitúe a la dependencia de lo externo, sino que recupere su autovaloración y sepa que es una situación transitoria.

–¿Qué dificultades encuentra Cáritas para atenderlos?
–El trabajo con las personas sin hogar es muy difícil porque se han adaptado de tal forma a la vida que llevan que difícilmente aceptan el cambio. Nos encontramos con muchas personas que están durmiendo en la calle y a las que hemos oído decir: “soy libre para elegir el tipo de vida que quiero”. Ante eso, ¿qué hacemos? Sólo podemos pedir que la sociedad no colabore al mantenimiento de esas actitudes con la ayuda compasiva; sin quererlo se está ayudando a mantener la situación.

–¿Y en personas que puntualmente están en esta situación?
–Una cosa tiene que ver con la otra. Lo más inmediato es buscarle un puesto de trabajo pero ¿dónde está ese puesto de trabajo? Tenemos que asumir con todo el realismo que Cáritas no puede ser la solución de toda la casuística que hay en este mundo. Nuestras limitaciones no tienen que ser motivo de pasotismo, sino que debemos aportar nuestro trabajo dentro de nuestras posibilidades.

–Han pedido más ayuda a la Junta de Andalucía, ¿han recibido una respuesta satisfactoria? ¿Y la sociedad? ¿Cree que está involucrada en este problema?
–Sevilla atiende nuestros llamamientos de manera positiva. ¿Suficiente? Posiblemente no, los problemas son de tal magnitud que nunca vamos a solucionarlos, pero lo que atendemos sí viene como consecuencia de una actitud solidaria de la ciudad. En cuanto a nuestras relaciones con las instituciones, entendemos que somos subsidiarios, no los primeros responsables de resolver estas situaciones. Colaboramos con ellos y nos atienden en lo que pueden.

–La gente sin recursos se enfrenta al rechazo social, ¿qué es lo más preocupante de esto?
–Que se convierta en un problema para siempre. La persona que vive en desarraigo social necesita de la proximidad de otros, comprensión por parte de la sociedad. No creo que pidan demasiado porque, ¿quién no necesita ser querido?

–¿Quien se encuentra en una situación tan crítica puede llegar a salir de ella? ¿Cómo?
–Lo fundamental es que admitan que pueden salir. Ponemos muchísimo cuidado y esmero en no generar dependencia y es doloroso, porque cuesta mucho decir no sabiendo que tiene la necesidad. Cuando hablo de seguimiento, acompañamiento, va en ese sentido, no siempre una ayuda inmediata es lo más eficaz.

–¿Qué escapa al poder de Cáritas y cuál es la solución?
–No somos capaces de poder resolver todo. Nuestro deseo es que toda la gente sea feliz y para eso es necesario que tenga, entre otras cosas, sus necesidades primarias cubiertas. Nunca podemos transmitir un mensaje desesperado ni sin solución. Nosotros damos a conocer un problema y entendemos que nuestra actitud es subsidiaria; ayudamos, pero la solución tiene que venir desde otros estamentos que son los responsables de que la situación social se resuelva.

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