Cultura

"La sucesión de Juan Carlos es una cortina de humo que se desvanecerá"

El periodista Pedro J. Ramírez presentó en Sevilla su libro ‘La desventura de la libertad’

el 19 jun 2014 / 00:20 h.

Pedro J. Ramírez, ayer en el Alcázar, con los historiadores Manuel Moreno y Rafael Sánchez Mantero. / Carlos Hernández Pedro J. Ramírez, ayer en el Alcázar, con los historiadores Manuel Moreno y Rafael Sánchez Mantero. / Carlos Hernández Pedro J. Ramírez (Logroño, 1952) ha pasado de atender a la más palpitante actualidad como director del diario El Mundo a volcar su atención sobre el pasado. Su afición a la Historia le llevó a adquirir una serie de documentos del que fuera ministro de Estado durante el Trienio Liberal, José María Calatrava. Resultado de su lectura es el grueso volumen que presentó ayer en Sevilla, La desventura de la libertad (La Esfera de los Libros), coincidiendo casualmente con una sucesión al trono y con una festividad de Corpus, como en aquellos días de 1823 que cambiaron el rumbo de España. Según el autor, las 400 primeras páginas del libro tratan de reconstruir el momento en que Calatrava acepta su cargo «después de que el pleno de las Cortes suspendiera de sus funciones al rey, declarándolo loco, para poder llevárselo a Cádiz», y así evitar que los Cien Mil Hijos de San Luis lo impusieran en un trono absolutista, explica Ramírez. Mientras tanto, se aborta una conspiración absolutista en el Alcázar, liderada por un personaje que parece de ficción, Sir John Downie, «un militar escocés de imponentes mostachos que creó la Legión extremeña, que había luchado por recuperar Sevilla de manos francesas en 1812 blandiendo la espada de Pizarro, y fue hecho prisionero. Luego, como alcaide del Alcázar durante el sexenio absolutista, vivió entre sus muros hasta que se produjo el traslado de la Corte de Madrid a Sevilla». Es solo el comienzo de un convulso episodio de la historia de España, que incluye el dramático San Antonio en que las campanas de la capital hispalense repicaron para que los realistas de Triana, San Roque, la Macarena y otros barrios se abalanzaran sobre los equipajes de los diputados para robarlos o destruirlos. «Durante el franquismo, fue como si el siglo XIX no hubiera existido, pues estaba lleno de ideas peligrosas», afirma Pedro J. Ramírez. «Luego, con la transición y la democracia, la llamada recuperación de la memoria histórica se convierte en un monocultivo obsesivo de la República, la Guerra Civil y la Doctadura, pero de 1814, el año de las Restauraciones española y francesa, nadie habla». Por otro lado, la lección de la Historia que el periodista extrae es la siguiente: «¿Por qué siempre en España no podemos ser razonables sin pasar por un escarmiento? Ahora parece que vamos a tener que pasar por la putrefacción del sistema constitucional para abordar su regeneración», dice. «Blancanieves no puede estar eternamente dormida», prosigue el periodista. «La sociedad española ha sido narcotizada por el excipiente administrado por los dos grandes partidos, pero la doncella se está despertando. Espero que el príncipe que llegue sea reformista, centrista y moderado, incluso no me importaría que fuera socialdemócrata, pero no radical, rupturista, revolucionario y con coleta». Sea como fuere, para Ramírez «lo que no podemos es pensar que todo va a seguir como está, porque la insatisfacción es profunda», y opina que «toda esta historia de la abdicación y la sucesión va a ser una cortina de humo, una cortina mediática que se desvanecerá en cuanto se disipe el polvo de la última carreta del cortejo», pronostica. Sobre la diferencia entre los políticos que desfilan por su libro y los que nos gobiernan hoy, tampoco tiene dudas: «No hay más que ver el nivel de los debates:Calatrava era jurista y escribía de miedo, Quintero era poeta, no digamos el Duque de Rivas, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano... La cuestión es que antes los políticos eran la élite de la sociedad, y ahora nuestro proceso de selección de las élites es a la inversa», concluye el autor.

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