El Parlamento Europeo ha apoyado la propuesta de que el Eurocuerpo se convierta en una fuerza permanente de defensa del territorio comunitario. Ahora sólo lo componen cinco miembros de pleno derecho, pero si los socios admiten la decisión no vinculante de la Cámara, la UE estará a punto de lograr un Ejército unitario para 27.
La votación del Europarlamento (500 votos a favor, 106 en contra y 36 abstenciones) es el primer paso para dotar a los Estados UE de una fuerza que, en coordinación con la OTAN, la ONU, la OSCE y demás organismos internacionales, luche de forma coordinada contra el terrorismo internacional, las amenazas territoriales o las grandes catástrofes, que hoy son los mayores males de la defensa continental.
Semejante espaldarazo a la política de seguridad común de Javier Solana -el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad- sirvió de marco, ayer en Sevilla, a la conferencia pronunciada por el actual comandante del Eurocuerpo, el español Pedro Pitarch, quien defendió la "necesidad" de que se genere un "embrión de Ejército europeo que todos asuman", más allá de la colaboración vigente en otros organismos internacionales. Pitarch defendió así una "Europa de la defensa", que no tiene por qué ser una alternativa a la OTAN, la Alianza Atlántica en la que ya están integrados los principales países de la UE.
Los dos modelos, dijo, son complementarios, uno no es la alternativa del otro, no son excluyentes, pero el viejo continente no puede perder de vista la especificidad de algunas de sus amenazas y de la manera de afrontarlas. "No puede existir una Europa fuerte en un concierto mundial de poderes e intereses si no cuenta con un instrumento defensivo propio, autónomo y suficiente", resumió el general.
Es evidente, puntualizó, que un Eurocuerpo potente, con el máximo posible de socios, no debe suponer una "duplicidad" de estructuras, con el gasto y la descoordinación que puede conllevar, sino que, precisamente por el refuerzo a la estructura propia, la europea, sería el momento de "racionalizar" y "dimensionar a la baja" las estructuras con que la OTAN cuenta actualmente en los países UE. Aunque una cosa es plasmar la apuesta en el papel y otra llevarla a cabo, de ahí que reconociera que el camino será "largo y difícil".
Pitarch dejó claro al auditorio del Club Antares que la hoja de ruta para la seguridad común debe ser el Tratado de Lisboa, aprobado en diciembre pasado, y que contempla la "solidaridad" entre naciones como base para un entendimiento militar. La clave para entender los nuevos pasos en materia defensiva está en el término acuñado por Solana de "cooperación estructurada permanente", una apuesta para que los países con "más elevadas" capacidades militares y que estén "dispuestos a suscribir compromisos más vinculantes con misiones más exigentes", se agrupen en un núcleo duro, un grupo de cabeza fuerte, que impulse las nuevas políticas comunitarias en la materia.
Pitarch, escoltado por su sucesor como Jefe de la Fuerza Terrestre, Virgilio Sañudo, y el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, hizo un griño final a sus efectivos. Porque sabe que, aunque haya modelo, aunque haya Eurocuerpo, no habrá seguridad en Europa sin soldados "modernos", formados, con moral y técnica.
