El partido de extrema derecha del polémico Geert Wilders (PVV) se ha convertido en la segunda fuerza política en las elecciones europeas celebradas ayer en Holanda, con el 14,8% de los votos, según un sondeo difundido por la televisión pública al cierre de los colegios.
El PVV (Partido por la Libertad), que se presenta por primera vez a los comicios al Parlamento Europeo, superó al Partido Laborista (PvdA) y sólo tiene por delante a los cristianodemócratas CDA, del primer ministro Jan Peter Balkenende, que se mantienen como la principal fuerza, con un 20,3%.
En escaños, el PVV obtendría 4 de los 25 que se reparten en Holanda, por 5 del CDA, 4 del PvdA, 3 de los liberales del VVD y de la izquierda del D66 y 2 de Groen Links, los socialistas y los cristianos del CU. Mientras tanto, Reino Unido también celebró elecciones ayer. Asuntos como el Tratado de Roma y la ampliación han quedado totalmente solapados en la campaña británica por el escándalo parlamentario y la crisis del Gobierno laborista.
Si en muchos países de la UE en esas elecciones se dirimen sobre todo asuntos nacionales, en este país, en el que Europa sigue siendo ese trozo de tierra más allá del canal de la Mancha, la actitud es aún más extrema.
A nadie parecía interesarle al ir a votar ayer que el Partido Liberal Demócrata sea el más pro-europeo de todos los que se presentan, el poco entusiasmo por Bruselas del primer ministro, Gordon Brown, o la decisión de los tories de abandonar el Partido Popular Europeo para formar una nueva y extraña alianza de euroescépticos. Los resultados de la elecciones de este jueves, que no se conocerán hasta el próximo domingo, poco tendrá que ver seguramente con la apreciación de los votantes de la política europea de los partidos británicos en liza, sino que habrá que interpretarlas sobre todo en clave interna. ¿Sobrevivirá Brown a las elecciones europeas y a las parciales inglesas de ayer?, se preguntaban los periódicos británicos.
