Horas después de zanjar su minicrisis con la goleada sobre el Málaga, la plantilla del Betis regresó ayer a la cruda realidad de los madrugones y los entrenamientos en el estadio de La Cartuja, cuyo césped todavía está lejos de las condiciones ideales para un equipo de Primera. Pero tampoco está impracticable, así que allí se ejercitaron una vez más los jugadores de Pepe Mel, que vio cómo dos de los lesionados que recuperó para el choque del domingo, aunque al final no actuaron, trabajaron con máxima normalidad. Se trata de Rubén Castro y Chica, que estarán disponibles al cien por cien y con posibilidades de regresar a la alineación titular en Anoeta.
Dentro de seis días, por cierto, habrá que ver qué decisión adopta el entrenador con el delantero canario, pichichi indiscutible del Betis y uno de los titulares más claros de todo el plantel. En este tramo, sin embargo, viene de dos semanas parado por una rotura fibrilar y su reaparición se topa con el retorno goleador de Jorge Molina y el crecimiento de Pabón. Y Mel reveló que le dijo al alcoyano que jugaría frente al Málaga justo después de fallar un par de ocasiones muy claras ante el Espanyol, así que todo apunta a que el sustituido, si lo hay, será el colombiano.
Los ausentes también fueron noticia en el estadio cartujano. La baja más llamativa fue la de Beñat, que se quedó en el vestuario con los fisioterapeutas. Casto estuvo en la ciudad deportiva y además siguen en la enfermería Molins, convaleciente de una gripe que lo asaltó en Montecastillo; Vadillo, con una contractura; Salva Sevilla, en plena rehabilitación de su operación; y Rubén Pérez, al que queda una semana para reincorporarse al trabajo colectivo.
