Si se mira desde el prisma verdiblanco, empatar un partido con 0-3 en el marcador es algo sencillamente increíble. Quien conoce la sociedad verdiblanca posiblemente pueda decir que estos raros casos sólo suceden en el Betis. Ahora bien, analizar una situación tan anómala con un marcador tan escandalosamente favorable y verse sin reacción en jugadores y banquillo es algo que debería entrar en el estudio futbolístico sobre reacciones para parar a un rival que, desgastado por su partido del miércoles con el FC Barcelona en Copa, debía tener un depósito muy justo para pensar en alcanzar un empate que solo se produjo por los errores garrafales cometidos por el Real Betis Balompié en media hora nefasta en que se le marcharon dos puntos en Mallorca.
Y pudo ser peor. Inaudito en el bando mallorquín sería el análisis de esta excepcional situación. Con la moral por los suelos con solo echar un vistazo al simultáneo y ver 0-3, con los espectadores abandonando masivamente el Ono Estadi, ni el más fiel de sus seguidores esperaban que dos goles de Castro y otro de Webó fueran capaces de neutralizar el resultado, colocando un empate a tres que pudo ser peor, porque Ricardo, en dos situaciones, evitó que los dos Manzano se pusieran por delante en el marcador. El fútbol tiene estos pasajes pero cuando se necesitan los puntos y se tiene una ventaja tan considerable como la del Betis en Mallorca es lamentable que se te vayan cuando tanta falta hacen.
Debilidad mental. Este Betis que tiene evidente pólvora en su fútbol de ataque tiene unas carencias fruto de su debilidad mental en el manejo de los partidos que es la que le lleva a estas situciones incomprensibles a las que parece abocado el equipo de Chaparro en estas últimas jornadas.
