El exsindicalista de UGT, Juan Lanzas, imputado supuestamente por ser una pieza clave del fraude de los expedientes de regulación de empleo, se ha negado a abrir la boca para responder a ninguna de las preguntas que le han hecho los parlamentarios en la comisión que investiga el fraude de los ERE. A cambio, el llamado conseguidor, el hombre que mediaba entre los comités de empresa y las aseguradoras, y que supuestamente cobraba 600.000 euros por cada expediente en el que se han detectado intrusos, ha respondido a cada pregunta con una amplia sonrisa en la cara, con una risa condescendiente y multitud de muecas y gestos. Sólo ha dado explicaciones en su alegato final, cuando se ha presentado como un mero intermediario que trabajaba a pie de calle, ajeno a quienes tomaban las decisiones políticas y dictaban las normas administrativas. "Nunca cobré de ninguna empresa pública ni de ningún funcionario ni autoridad. Nunca tuve acceso a ningún expediente administrativo y menos aún participé en ninguna de sus fases", dijo leyendo un texto. Lanzas confirmó que "si el presidente de la comisión le autoriza", hará llegar al Parlamento un escrito en respuesta a las preguntas que le han hecho hoy, y que no ha contestado para no perjudicar su defensa en el caso.
Su tono ha sido mucho más relajado cuando ha empezado a hacer repaso sobre alguna de las acusaciones que pesan sobre él. "Me he reunido con Javier Guerrero, sí, [exdirector general de Trabajo y principal imputado en el caso], con quien tuve cierta amistad. Pero lo que se dice dormir juntos, pues no, nunca hemos dormido juntos". El exsindicalista también reconoció haberse reunido, en la mediación de conflictos laborales, "con representantes de PSOE, PP e IU, según quién gobernara en cada municipio". "En el último año sí me he reunido con el señor Zarrías. Y coincidí una sola vez con el señor Antonio Fernández, una vez, cuando ya había dejado el sindicato. Ninguna vez con el señor Viera, o a lo mejor le he dado la mano, no lo recuerdo. Me he reunido con Montoro, con Pimentel, con Javier Arenas, porque lo requería la situación y les tengo que agradecer su implicación con los problemas de aquí. Pregúnteles a ellos si fue en situación de conseguidor o de qué", ha dicho.
Lanzas defendió a los gestores que han pasado por la comisión de los ERE antes que él. "Yo creo que fueron buenos gestores", y a modo de justificación, ha usado el siguiente simil: "Aquí ha ocurrido como con el Prestige, un problema que surgió en Galicia. El Prestige se lo comió quien estaba gobernando. El problema de si lo tienes que acercar al Puerto o si lo tienes que alejar. Eso te ha tocado, lo puedes gestionar mejor o peor, pero cuando te ha tocado te ha tocado, y si te toca, te jode", concluyó. Lanzas insistió en que ha hecho muchos kilómetros y que "ha trabajado de forma altruista sin percibir retribución alguna" en la mediación de conflictos.
"El marco parlamentario no es el más adecuado para aclarar el caso que nos ocupa. Existiendo una imputación penal, la misma no puede ser politizada", ha dicho, no obstante, al terminar de leer su escrito, ha añadido que una vez escuchadas las preguntas, podría decidir "responder sobre las responsabilidades políticas que ustedes investigan". Sin embargo, el interrogatorio ha arrancado de forma accidentada. La portavoz de IU en la comisión, Alba Doblas, ha empezado por preguntarle sobre su preparación profesional para hacer de mediador en los ERE. Luego Doblas ha iniciado un soliloquio contra el testigo, y Lanzas se ha apresurado a interrumpirla apelando al presidente de la comisión: "Lo que está haciendo es un discurso, ¿dónde está la pregunta? Esto es un coloquio", ha dicho.
En su alegato final, también leído, Lanzas se ha quejado de que critique su decisión de no declarar, y ha cargado contra las interpretaciones que han hecho los medios de comunicación y los políticos sobre su papel en el caso. "Aquí cada uno se ha hecho su propio película y yo no voy a entrar a responderlas. Yo no soy el perejil de todas las salsas", ha concluido.
