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Larga vida al Freaktown

Ha cerrado sus puertas el Freaktown, con quien tanto quería: un pub cordobés en tierra de nadie no sólo geográfica ?cerca de la estación, a pocos minutos del centro de la ciudad?, sino también en cuanto a su oferta. Y es que mientras los bares con mejor música...

el 16 sep 2009 / 00:49 h.

Ha cerrado sus puertas el Freaktown, con quien tanto quería: un pub cordobés en tierra de nadie no sólo geográfica ?cerca de la estación, a pocos minutos del centro de la ciudad?, sino también en cuanto a su oferta. Y es que mientras los bares con mejor música bajaban la persiana para siempre, mientras las discotecas le zampaban el terreno, Freaktown resistía. Las matemáticas no fallan: seis años y medio de actividad ininterrumpida ?no frenaban su agenda ni las vacaciones?, viernes y sábado y a veces jueves o domingo? Un local que desarrolló temporada tras temporada un cartel cuyo número y constancia suenan extraños en la empresa privada; una excepción andaluza ?se me ocurre, en Sevilla, un primo de sangre: El Perro Andaluz?, prefiriendo el talento a la caja garantizada por nombres consagrados.

Listemos los artistas noveles que se han estrenado o curtido en su escenario; no sólo grupos de música, sino también djs, gente del teatro o de la literatura que han subido sus pequeñas escaleras, han empuñado el micrófono, y han crecido. Conciertos, sesiones, exposiciones, monólogos, polipoesía, recitales más clásicos? Esta apuesta por la cultura porque sí, porque un bar puede ofrecer a sus clientes más que el horario tardío de cierre y los cubitos de hielo, y sin ningún tipo de colchón público, distinguió desde el primer día la iniciativa de Rafa y Jesús.

Los dueños de Freaktown servían copas, pero confiaban en un negocio que no sólo fuera eso, en unir cultura y ámbito privado. Una de esas pocas excepciones que confirmaban la regla, con más de mil citas culturales a cuestas, ha cerrado sus puertas: un pequeño reducto que nos ha puesto en bandeja alternativas reales para el ocio, de calidad, de aquí y de allá. Seis años y medio de actividad ininterrumpida habrán contemplado la historia de Freaktown; un proyecto hermoso, valiente, que ha tocado a su fin por el capricho de los alquilantes. Jesús y Rafa, seguro, no permanecerán quietos. Ojalá su llama no se apague, y su ejemplo cunda.

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