Economía

«Las ayudas agrarias las llevaremos a casa para eliminar tanta burocracia»

La consejera de Agricultura y Pesca anuncia una batalla contra la «gran burocratización» que impera en este departamento y revolucionará el cobro de las ayudas agrarias a través de borradores similares a los del IRPF que evitarán que el agricultor las tramite todos los años

el 16 sep 2009 / 04:15 h.

-Cada consejero trata de conferir una impronta propia a su Consejería. ¿Cuál será la de Clara Aguilera?

-Procedo del sector agrario. Durante mucho tiempo, trabajamos para eliminar tanta burocracia en la PAC (Política Agraria Común), para simplificarla, dada la complejidad en la tramitación de las ayudas. Pues bien. Esta Consejería tiene una gran burocratización y si para la PAC se ha hecho un esfuerzo de simplificación, aquí también hay que hacerlo, agilizando la tramitación de las ayudas al agricultor, en especial las directas, y que sea lo más rápida posible. Si el borrador del IRPF te lo mandan todos los años a casa y si estás conforme, lo firmas y te ingresan si sale a devolver, las ayudas directas deben guiarse por un proceso similar.

-Concretemos.

-El antiguo FAGA, ahora Dirección General de Fondos Agrarios y Agroalimentarios, que gestiona esas ayudas y actúa como pagador, tendrá un sistema que eliminará la obligación de presentar todos los años la misma documentación para el pago único, que son ayudas desacopladas y nada tienen que ver con el volumen de producción sino que están fijadas permanentemente, y para eso son imprescindibles las aplicaciones informáticas. La Consejería le enviará el modelo al agricultor, si éste está conforme lo firma, y se le ingresa. Pero, además, esta novedad vendrá acompañada de una simplificación normativa. De cara a 2010, trabajaremos para tener un tronco común de líneas de ayudas y no tantas órdenes, que creo excesivas.

-¿Y se atrevería usted a dar fecha para inaugurar este modelo de borrador a imagen y semejanza de los del IRPF?

-Para octubre del próximo año, cuando se abre el periodo de pago de las ayudas de 2010. Quisiéramos tenerlo, espero no equivocarme. Por ejemplo, para casi todo el olivar se podría aplicar, y sólo él absorbe un grandísimo número de solicitudes. Eso sí, para las ayudas acopladas, ligadas a la producción, el agricultor tendría que presentar como hasta ahora su solicitud.

-En su día, Isaías Pérez Saldaña proclamó el fin de la política agrarista y dio la bienvenida a la agroindustrial. De los cambios hechos por Clara Aguilera en esta Consejería, que han sido muchos, se concluye un refuerzo de la política de desarrollo rural y del sector ecológico. Usted, ¿qué proclamaría?

-No me gustan las proclamas. El agrario y el agroindustrial seguirán siendo sectores con mucho futuro y contarán con una apuesta importante por parte del Ejecutivo andaluz, y así consta en el programa Andalucía Sostenible.

-¿Ejes de éste?

-Hay sectores muy competitivos, como el hortofrutícola, pero habrá que reforzarlos; tenemos que resolver definitivamente los problemas de olivar, que sigue teniendo una clara falta de competitividad y necesita vincularse a la salud y a la dieta mediterránea como estrategias de marketing, al tiempo que requiere investigación e innovación, y en esto el sector se tiene que implicar porque nos la jugamos, pues, entre otras cosas, hay muchos países que están plantando olivar, con los que hay que marcar diferencias claras; asimismo, debemos innovar en la acuicultura, con nuevos productos.

-La competitividad lleva implícito desechar.

-Habrá sectores y zonas en los que será imposible competir en el mercado, efectivamente, no serán viables.

-¿Y cuáles están heridos de muerte?

-Ninguno, pero sí hay sectores con especiales dificultades, y dentro de éstos, la ganadería en general, y en particular el porcino, sobre todo el ibérico, que en los últimos años realizó fuertes inversiones que ahora está costando mantener por la caída del mercado y de la rentabilidad; el sector avícola; el lácteo, en especial entre los ganaderos no organizados que están al albur de los bajos precios que paga la gran industria, y el caprino, que, al adolecer de organización, está también indefenso. Y luego, común a la totalidad de los sectores es el problema de la liquidez. El sistema financiero bien si las vacas vienen gordas, pero si vienen flacas...

-Es decir, que la agricultura no está en crisis.

-No toda. De otros sectores incluso vuelven empleados al agro.

-¿Cómo atajar esos problemas de liquidez?

-De entrada, en el campo hay una gran solvencia, pero las entidades financieras cierran las puertas a las empresas no ya para inversiones, sino incluso para productos habituales que garantizan la liquidez, los pagos y los cobros. Con nuestro Fondo de las Pymes Agroalimentarias, de 120 millones de euros, haremos de banco para todo lo que sean inversiones, no circulante, mientras que para casos y sectores puntuales, negociamos con las entidades, especialmente con las cajas de ahorros, para que, con la cobertura de la Consejería, mejoren la financiación del circulante. Ahí están, por ejemplo, los avales que sirven de garantía para la banca y que pagamos a través de la agencia Idea (Consejería de Innovación) para las necesidades de financiación urgente. Pero la Junta no puede ni va a hacer de banco para todos los problemas.

-Ha citado usted a las cajas. ¿Qué opina sobre el papelón que han protagonizado las andaluzas en SOS?

-Lo de SOS me ha preocupado mucho porque en nada ha ayudado al sector del aceite de oliva en Andalucía. Eso de que veamos en la prensa las peleas en los consejos de administración? SOS es muy importante para el aceite y este año ha comprado poco, no sé por qué, pero sí que es una causa, entre las varias que hay, que explican el estado actual del olivar y de sus bajos precios. Espero que la situación en SOS esté resuelta, porque es una empresa que nos influye mucho, y en cuanto a las cajas, estén donde estén deberían velar por los intereses de Andalucía, que al final son los de la mayoría de los clientes que depositan en ellas su dinero, entre los que me incluyo.

-¿Y el papel jugado?

-Me hubiese gustado que las cajas andaluzas hubieran tenido más influencia en las decisiones finales de SOS. No tengo ningún pudor en reconocerlo.

-Realmente, ¿qué está pasando en el aceite?

-Son varias causas. La propia estructura del sector, con cuatro empresas de distribución que manejan el mercado frente a un montón de operadores que ofertan aceite. Esos grupos, además, han realizado una apuesta por las marcas blancas, que no critico, aunque yo misma he visto precios en algunas estanterías de los que dudo, pero es difícil de demostrar, si no están por debajo de los precios de compra. Esas marcas pueden producir distorsión en un mercado del aceite en el que no ha habido exceso de producción, no sobraba.

-¿Especulación?

-No sé si la ha habido, sí que hay mucha distorsión en el mercado y siempre un perdedor claro, el agricultor, algo que me provoca desazón.

-¿Qué es eso de que se pondrá un punto y final a la reforma agraria andaluza?

-A principios de los ochenta, cuando se abordó la reforma agraria, la situación del campo andaluz no tenía nada que ver con la actual. Se expropió pues se pensaba entonces que era bueno repartir la tierra para que la gente pudiera trabajarla y sacar un salario digno. Ahora, en cambio, hay empresarios agrarios, agricultores y trabajadores eventuales y se debe resolver la situación de los asentamientos que proceden de la reforma. Necesitamos una ley que los defina, evalúe en qué situación se encuentran, ya que muchos que eran antes terrenos rústicos se enclavan ahora en zonas metropolitanas o urbanas, y determine, además, las características para que se puedan vender y que los colonos compren o, en su caso, arrienden.

-Suena a polémica.

-Sí. ¿Quién ha dicho que vaya a ser fácil? Debemos resolver esta situación, poner tierras a disposición de quienes las quieran y si no las quieren, nos las quedamos porque seguro que hay gente interesada en explotarlas.

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