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Las debacles de Madrid

Algo pasa en Madrid, que contamina la política y produce monstruos. Una Comunidad cuyo gobierno regional fue, según parece, comprado por intereses inmobiliarios para ser ganado en segunda vuelta de forma poco clara.

el 14 sep 2009 / 22:52 h.

Algo pasa en Madrid, que contamina la política y produce monstruos. Una Comunidad cuyo gobierno regional fue, según parece, comprado por intereses inmobiliarios para ser ganado en segunda vuelta de forma poco clara. Los candidatos socialistas en las últimas elecciones se eligieron en Moncloa, que está en Madrid pero no es Madrid. Perdieron a base de bien, y se quitaron de en medio. Aceptamos con normalidad que un candidato que pierde pegue la espantada y abandone a sus votantes y sus responsabilidades; y ya es aceptar. Supongo que lo hacemos por lo frecuente, que no porque sea presentable. A mí nunca me lo ha parecido, y me ha pasado como sevillano no sé cuántas veces.

Ahora hemos llegado aún más lejos: quiénes se van, o al menos así lo amenazan, son los ganadores, los elegidos para gobernar, porque hay otras cosas que les preocupan o interesan más que sus responsabilidades respectivas. Si fuera madrileño -y en este país todos lo somos al menos un poquito- estaría más que preocupado. Porque desprecian mi voluntad y mis sufragios. ¿Dónde están quiénes decían querer representarme? Aprendamos de nuestros mayores. De Gabriel Cisneros, por ejemplo, padre de la Constitución que murió en su puesto en las Cortes, cumpliendo con los deberes de su magistratura. Sí, he dicho bien: "deberes". Que es lo que supone entrar en política y jurar (o prometer) cargos públicos. Deberes y responsabilidades. Y dignidad.

Miguel Rodríguez-Piñero Royo es catedrático de Derecho del Trabajo

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