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Las historias de Miguel no llevaron hasta Marta

Ni en el río, ni en el vertedero... Marta no está en ninguno de los lugares indicados por Miguel  que ha ido cambiando de versión para acabar diciendo que no sabe dónde está

el 13 oct 2011 / 20:17 h.

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Miguel Carcaño podrá acogerse a su derecho a no declarar en el juicio que comienza el 17 de octubre.

Cada detalle, cada historia que Miguel Carcaño ha venido ofreciendo del crimen de Marta del Castillo ha conllevado una búsqueda intensa de la Policía Nacional. El río, el vertedero y luego la zanja de Camas, un punto que no señaló Miguel, pero que según su novia fue donde le confesó que la había enterrado. Son los tres lugares más sonados de los cientos en los que los investigadores han escudriñado tras el rastro de la joven de 17 años y ojos verdes.

Antes de la detención de su asesino confeso, la Policía ya buscaba el cuerpo de la chica en solares alrededor de su casa, descampados y pozos. Incluso su abuelo y un grupo de voluntarios rastreaban ya las orillas del río sin saber lo que luego contaría Carcaño. Su confesión cambió los planes de la Policía que se centró en el Guadalquivir.

No se escatimó en medios. El río fue rastreado desde la pasarela peatonal que une Sevilla con Camas hacia su desembocadura e incluso hasta la presa de Alcalá del Río. Por aire, tierra y bajo agua se buscó durante un mes sin éxito su cuerpo o algo que confirmara que había sido lanzada allí. Efectivos de la Guardia Civil y del ejército se metían en el barrio a diario, se fabricó un rastrillo gigante que peinó el río y se trajeron unos perros holandeses sin obtener ningún resultado.

Un dispositivo que fue abandonado, sólo se mantuvieron algunas patrullas, cuando Carcaño dijo que tiraron el cuerpo en un contenedor. El juez dio entonces orden de que se buscara en el vertedero de Montemarta-Cónica, donde los agentes estuvieron otro mes rastreando palmo a palmo la basura. Se removieron 80.000 toneladas hasta llegar al lugar donde se suponía que debía estar, sin que se encontraran ni a Marta ni ninguno de los objetos personales que el día de su desaparición portaba, como un pañuelo palestino de color rosa o su móvil, y que según Miguel también tiró al contenedor en una bolsa de basura.

A final de septiembre, la esperanza de encontrar a Marta revivía con la declaración de la novia de Miguel Carcaño, en la que aseguraba que el joven le había confesado el crimen aquella misma noche y que días después le marcó el lugar en el que la había enterrado. Según la menor, Miguel la había llevado hasta un descampado tras su casa, donde le dijo que habían enterrado a Marta con la ayuda de unos "amigos" y de su hermano, Javier Delgado.

La menor, que en un principio dijo que no sabía nada del crimen, le contó a la Policía una versión que Carcaño nunca ha contado. Es más él asegura que no le confesó nada a la que entonces era su novia. La chica recalcó que si no había dicho nada a la Policía era porque había recibido una llamada, supuestamente del hermano de Miguel, amenazándole con hacerle daño a su familia si contaba lo ocurrido.

Así, a los nueve meses dijo que Miguel le había confesado que él y su hermano acabaron con la vida de Marta. Él comenzó a discutir con ella, cuando salió su hermano de la habitación y le recriminó a ella, que le contestó. Según este relato, que no fue ratificado ante el juez, Miguel le golpeó por la espalda con un cenicero, lo que hizo que cayera al suelo, donde ambos comenzaron a darles golpes y patadas. Luego enterró el cuerpo en una arboleda tras la casa. La Policía buscó allí durante 15 días, en los que se recorrieron tuberías de aguas fecales por dentro y se abrieron varias zanjas en el lugar que indicó la menor. De nuevo, no se encontró ni rastro de la joven, que a día de hoy sigue sin aparecer.

Sin embargo, estas no fueron las únicas búsquedas que llevó a cabo la Policía, ya que se miraron en lugares tan insospechados como en la obras de un centro de salud en el que se rumoreaba que trabajaba el hermano de Miguel como vigilante. También se buscó en la empresa de limpieza donde trabajaba el suegro de Carcaño y hasta en varios lugares señalados por videntes.

Además, el juez mantiene una pieza separada del resto del sumario para mantener viva la búsqueda del cuerpo y en la que consta que los agentes siguen a día de hoy rastreando cualquier pista y mirando en lugares en los que sospechan que podría estar oculto el cuerpo. De hecho, se ha llegado a rastrear algunos puntos que han señalado algún compañero de celda de Carcaño al salir de prisión. Uno de ellos fue una zona deportiva por el Polígono Norte, donde la Policía indagó si era posible que se hubiera escondido el cuerpo. "Hay un sector de la Policía que todavía busca a Marta desde el cariño", afirma su madre.

13 febrero 2009

Miguel Carcaño había declarado varias veces en la Policía como testigo negando su participación en la desaparición de Marta del Castillo. Aseguraba que la había dejado junto a su casa sobre las 21.030 horas del 24 de enero, hasta que el 13 de febrero es detenido tras localizarse una sangre de la joven en la cazadora que Carcaño portaba aquella noche. Tras un largo interrogatorio acabaría confesando y ofreciendo un relato que tres días después, el 16 de febrero, volvería a contar ante el juez del caso.

Se confesaba como el asesino de Marta, a la que le había asestado un golpe mortal con un cenicero tras una discusión.

Según contó entonces, había recogido a la chica en su casa sobre las 17.30 horas y estuvieron juntos en varios lugares antes de ir al piso que Miguel tiene en la calle León XIII. Pasaron por casa de una amiga de Marta para recoger unos apuntes, estuvieron con un grupo de amigos en una plaza de Santa María de Ordas, donde también estaba el que entonces fuera menor conocido como el Cuco, y con un imaginero de Triana conocido de la joven. Según el relato de Miguel, era las 20.00 horas o algo más, cuando decidieron ir a León XIII para recoger unos CD de Marta.

Al llegar a la vivienda, su hermano se estaba en el baño preparándose para salir, avisándole de que llegaba con una chica. Poco después se marchó, según dijo Miguel. Ambos comenzaron a discutir, hasta que Miguel le asesta un golpe con un cenicero de cristal que hace que la joven cayera al suelo, al parecer, muerta. Aunque Miguel dijo en un principio que usó su moto para llegar hasta la pasarela peatonal del río luego admitió que llamó a su amigo Samuel Benítez, que a su vez avisó al Cuco que cogió el coche de su madre para llevar el cuerpo hasta el río. Miguel, que les siguió en moto, llegó a casa de su novia en Camas sobre las 22.50 horas.

16 marzo 2009

Hacía un mes que cientos de efectivos peinaban el río en busca del cuerpo de Marta o de alguna pista que llevase hasta ella, cuando Miguel dio un giro radical a su declaración. El 16 de marzo el joven acudió al juzgado para ser preguntado por una llamada realizada en una cabina de la calle León XIII, cuando sorprendió con un relato en el que incluía una agresión sexual a la menor. Carcaño quiso exculparse por completo del crimen, responsabilizando por completo al Cuco, entonces menor de edad.

Según esta nueva versión, la tarde del 24 de enero Miguel y Marta se vieron con el Cuco en la plaza de Santa María de Ordas, donde quedaron para verse más tarde en el piso de León XIII. Luego los dos se marcharon a Triana para ver al imaginero, desde donde se dirigieron a la vivienda. Allí, los dos chicos estuvieron bebiendo y consumiendo alcohol cuando el Cuco intentó besar a Marta, pero ésta se negó. Fue entonces, según esta declaración, cuando comenzó a golpear a Marta y luego la violó. A continuación, el entonces menor cogió una alargadera eléctrica del ordenador con la que le rodeó el cuello hasta asfixiarla. En esta versión, Miguel, sacó de la escena al Samuel, ya que dijo que fueron él y el Cuco quienes se deshicieron del cuerpo. Los dos la envolvieron en bolsas de basura y usaron una silla de ruedas para trasladar el cuerpo hasta unos contenedores situados en la esquina con Jorge de Montemayor.

Esta nueva declaración supuso un nuevo escenario en la búsqueda del cuerpo que, tras un mes rastreando el río sin éxito, se trasladó hasta el vertedero de Montemarta-Cónica, en Alcalá de Guadaíra, donde llega toda la basura recogida en Sevilla. El juez ordenó a la Policía que buscara entre las toneladas de deshechos, aunque después de otro mes, se dio por terminada la búsqueda sin éxito.

17 marzo 2009

La segunda declaración de Miguel tuvo sólo unas horas de validez. Ante el giro tan radical que suponía el nuevo relato ofrecido por Carcaño, el juez decidió al día siguiente, 17 de marzo, citar a Samuel y al Cuco para someterlos a un careo con Miguel. Al instructor le resultaba poco creíble la declaración del joven, ya que parecía extraño que permitiese que el Cuco violara y matara a su amiga sin que él interviniera o hiciese algo por evitarlo. Tras los careos, la comisión judicial y todos los abogados pusieron rumbo al piso de León XIII, donde se llevó a cabo una segunda reconstrucción con esta nueva versión.

Miguel fue indicando cada punto en el que ocurrieron los hechos. Primero en el salón y luego en su dormitorio donde tuvo lugar la agresión sexual y el estrangulamiento de la joven. Sin embargo, cuando era trasladado de nuevo a la cárcel de Morón, pasadas las 22.00 horas, pidió a los agentes que llamaran al juez y que le llevaran ante él que tenía que declarar. Todos volvieron a la sede del juzgado y fue cuando Miguel relató que él también violó a Marta y que la sujetó mientras el Cuco apretaba el cable con el que la asfixiaron.

De hecho, fue él quien intentó besarla, a lo que la joven se negó, lo que desencadenó que él primero y luego el Cuco comenzaran a golpearla (los dos chicos aseguran que estuvieron fumando y bebiendo). Marta comenzó a sangrar por la boca y ambos la llevaron hasta el cuarto de Carcaño. Una vez allí, le pusieron su propio calcetín en la boca y, mientras el Cuco la amenazaba con una navaja, Miguel la violó. Luego se intercambiaron. Después cogieron la alargadera y, tras atarle las manos a la espalda, la asfixiaron. Con un tensiómetro comprobaron que estaba muerta y la tiraron al contenedor. Cuando Miguel intentó suicidarse y fue esta versión la que reiteró en una carta que dejó escrita a su abogada.

9 septiembre 2009

Cuando parecía que ya era imposible que el caso se complicara más, Miguel Carcaño ofreció una nueva versión. El 9 de septiembre de 2009 en la vista preliminar del jurado Carcaño sorprendió con su cuarta versión, en la que ahora negaba que hubiera habido una agresión sexual a Marta y en la que implicaba a una sexta persona: un tío de Samuel en cuyo coche se llevaron el cuerpo. Esta vez Carcaño justificaba el nuevo cambio en que si contó lo de la violación fue porque intentaba eludir un jurado popular.

Sin embargo, una sentencia del Tribunal Supremo trucó sus planes e hizo que el juez, pese a incluir el delito de violación que no es competencia de los tribunales populares, decidiera entonces que fuera un jurado el que lo juzgara. Por eso, decidió volver a la versión del golpe con el cenicero, aunque esta vez con un cambio en el final. Según relató, no sabe dónde está el cuerpo porque se lo llevó Samuel con la ayuda de un tío suyo. Si no lo contó antes, dijo entonces, fue porque esta persona le había amenazado. Sin embargo, la persona que señaló ni era tío de Samuel ni tenía vehículo, como él dijo. Según esta nueva versión, Miguel mató a Marta tras discutir con ella asestándole un golpe con un cenicero de cristal. Luego llamó a Samuel que llegó con el Cuco y con un tío suyo que se llevó el cuerpo de la joven en su coche. Por eso, Miguel dijo desconocer el paradero del cadáver. Una versión que ha venido sosteniendo en sus últimas comparecencias en los juzgados.

Este nuevo relato supone, además, la implicación de nuevo de Samuel, al que había sacado del escenario del crimen en sus anteriores comparecencias; mientras que al Cuco le deja sólo el papel de encubridor. Lo único que tienen en común con todas las versiones es que no implica a su hermano ni a la novia de éste.

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