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Las parejas de águila imperial aumentaron el doble en 2007

Las parejas reproductoras de águila imperial ibérica aumentaron en 2007 un 50 por ciento más que en años anteriores, al contabilizarse 17 parejas más, frente a las nueve de 2004, las diez de 2005 y las once de 2006, según datos de las autonomías recogidos por el Ministerio de Medio Ambiente.

el 15 sep 2009 / 01:25 h.

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Las parejas reproductoras de águila imperial ibérica aumentaron en 2007 un 50 por ciento más que en años anteriores, al contabilizarse 17 parejas más, frente a las nueve de 2004, las diez de 2005 y las once de 2006, según datos de las autonomías recogidos por el Ministerio de Medio Ambiente.

El aumento elevó a 234 el número de parejas en la Península Ibérica, (dos crían en Portugal y el resto en España), una cifra que, sin embargo, mantiene a esta especie en peligro de extinción, al estar aún muy por debajo del umbral de 500 parejas que se necesita para considerar a la especie recuperada.

El incremento de población se notó especialmente en Castilla-La Mancha, la región que acoge a una mayor población (73 parejas) y donde crían más de la mitad de las nuevas (nueve), frente a las cuatro que ganó Castilla y León (que alcanzó las 33 parejas) o las dos de Extremadura (que se situó en las 49).

También en los últimos tres años Castilla-La Mancha fue la región que vio crecer más la población (19 parejas más desde 2004), si bien el aumento de Castilla y León en ese mismo período, (doce parejas, igual que Extremadura), es proporcionalmente más elevado.

El incremento registrado en Castilla-La Mancha se debe, según técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, a la disminución de la mortalidad por electrocución en tendidos eléctricos, una de las mayores amenazas para este ave.

Los tendidos fueron modificados por las administraciones, sobre todo en los años 90 y la supervivencia del águila aumentó.

Esta especie comenzó a colonizar otras áreas como Albacete con tendidos peligrosos, que aumentaron en su hábitat actual, por lo que la mortalidad volvió a subir, y la región registró en 2007 ocho de las diez muertes por electrocución contabilizadas en España, una cifra ligeramente inferior a la de años anteriores.

Tres águilas al menos murieron en 2007 presa del veneno (una cifra similar a años anteriores), un tóxico que no tiene a esta especie por objetivo sino que se coloca en cebos para eliminar depredadores como zorros o las especies carroñeras que, por falta de cadáveres, empezaron a atacar al ganado vivo.

En territorio nacional, el número de ejemplares muertos envenenados o por electrocución apenas ha variado desde 2003, trece aves muertas en 2007 frente a las doce de 2003, las diecinueve de 2004 o las catorce de 2005.

Sin embargo, para la responsable de SEO/Birdlife Beatriz Sánchez, el problema más grave a largo plazo es el aumento de la urbanización de los hábitats potenciales de esta especie: "si se siguen destruyendo a este ritmo, no sé si se llegará a recuperar la especie".

Puso como ejemplo el desarrollo urbanístico de Villanueva de Gómez, un pueblo castellanoleonés de 143 habitantes que tiene planeado construir 7.500 viviendas en un pinar y que dejará a esta especie sin un corredor especialmente importante.

Más optimistas son en el Ministerio de Medio Ambiente, donde afirman que el hábitat potencial del águila tiene capacidad para albergar más de un millar de parejas y destacan que el núcleo reproductor con mayor número de territorios potenciales sería el de Sierra Morena Oriental (Ciudad Real-Jaén).

Beatriz Sánchez denunció que la comunidad de Madrid, que contabilizó en 2007 una pareja más y Andalucía, donde la población concentrada en el Parque de Doñana lleva estancada varios años, no han aprobado aún sus planes de recuperación del águila.

Sin embargo, matizó, en ambas comunidades se han realizado actividades de conservación y en Madrid es difícil que aumente la población, por la ocupación humana de los hábitats potenciales de esta especie.

El número de pollos que volaron de su nido no fue en 2007 tan alto como se esperaba (242 frente a los 294 de 2006 o los 221 de 2005), en parte por culpa de los fuertes vientos.

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