Local

Las secuelas machistas en el famoso 27

La decisión de dar nombre a las calles tuvo como finalidad la de distinguir unas de las otras, pero el tiempo ha ido dándole otras de carácter didáctico. Un propósito aplicado a los centros de salud, escolares o estadios de fútbol, si bien, en este ámbito, figuran algunos de escasos y dudosos méritos.

el 15 sep 2009 / 06:13 h.

La decisión de dar nombre a las calles tuvo como finalidad la de distinguir unas de las otras, pero el tiempo ha ido dándole otras de carácter didáctico. Un propósito aplicado a los centros de salud, escolares o estadios de fútbol, si bien, en este ámbito, figuran algunos de escasos y dudosos méritos.

Días atrás, la consejera de Educación, Teresa Jiménez, inauguraba un instituto con el de Concha Méndez, una desconocida, pero lo que hacía era contribuir a la reparación de esa injusticia llegada del machismo social.

Méndez es una de las figuras más atractivas de la vanguardia simbolizada por la Generación del 27, grupo al que pertenece por derecho propio, aunque tan silenciada como que el resto de compañeras. En aquel mundo dominado por los hombres, fueron perjudicadas. y siguen siéndolo. A Méndez apenas se recuerda por su amistad con Lorca y Alberti -que mantenía a escondidas de un novio hipermachista, Buñuel-, por su matrimonio con Altolaguirre y, a veces, sólo pocas veces, por lo mucho que hizo por Cernuda y otros exiliados españoles. La poetisa retratada por Juan Ramón fue una mujer moderna, audaz y cosmopolita, adjetivos que justifican el nombre del instituto como paso modesto y necesario para sacarla de esa marginación en la que no están varones del 27 que, por cierto, son poetas mediocres.

Periodista

daditrevi@hotmail.com

  • 1