Y con la que está cayendo. Vaya por delante que es una propuesta de Tussam al Ayuntamiento en forma de, entiendo, globo sonda. Y la respuesta de diferentes colectivos ciudadanas ha sido inmediata.
¿Qué esperaban si no? Aplicar una subida de cerca del 30 por ciento a algunas tarifas de los autobuses urbanos es una barbaridad, por mucho que el combustible se haya encarecido. Eso no hay IPC que lo soporte. Y menos, con el estado actual de las economías domésticas. Entendible es que los jubilados que ganen más de 1.500 euros al mes paguen por su bonobús, y no como ahora que hay barra libre dependiendo de la edad y no del poder adquisitivo. Ya quisieran muchos asalariados alcanzar esa cifra a fin de mes. Pero pretender intentar cuadrar las cuentas de un servicio público que no debe ser rentable ni tampoco tan gravoso, tirando por la calle de en medio, es lo más sencillo. Otras formas habrán de optimizar recursos. Lo que hay que echarle es imaginación, y valentía.
Periodista
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