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"Le estoy jurando que no las vi. No sé de dónde salieron"

El autor del doble atropello insiste en que tenía el semáforo en verde.

el 23 feb 2011 / 11:37 h.

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"Le estoy jurando que no las vi. No sé de dónde salieron. ¿Usted cree que si yo las veo...? ¡Por Dios!". Fue la frase más repetida ayer por Fernando Vargas, el acusado de atropellar mortalmente a dos chicas en el Paseo de Colón. Sus gestos y su voz llegaron incluso a denotar desesperación ante la insistencia de las preguntas de las acusaciones. El acusado estuvo aparentemente tranquilo pese a que los familiares de las víctimas le increparon. Declaró durante hora y media, tiempo en el que repitió una y otra vez la secuencia de la madrugada del 4 de abril en la que acabó con la vida de Patricia Alfaro y Almudena González. Sólo se derrumbó cuando su defensa le preguntó por las víctimas. "Vi un cuerpo cuando iba a identificarme la Policía", dijo llorando. Luego añadió: "En ningún momento quise irme".

Antes había vuelto a insistir en que él tenía el semáforo en verde. "El primero estaba parpadeando, los dos siguientes en verde", aseguró. Una versión que no cuadra con la de un conductor que explicó que cuando estaba parado en un semáforo "me adelantó un coche por el lado derecho, que no era carril. El semáforo ya estaba en rojo cuando él pasó". La versión del acusado, en cambio, es que iba por el carril central y se fue hacia el de la izquierda porque había dos coches parados. "Entonces miré el velocímetro y sentí un golpe". ¿Y a cuanto iba? -le preguntó el fiscal- "A 60 kilómetros por hora", señaló Fernando. El chico al que supuestamente adelantó indicó que tuvo la sensación de que "iba muy rápido. A cien".

Tras sentir el golpe, "quité el pie del acelerador, fui frenando y me fui arrimando a la derecha para no provocar un accidente", justificando así que no frenara inmediatamente. Aunque el fiscal y la acusación insistieron en que realmente no frenó, sino que el coche se detuvo por una avería, él lo negó. El chico también desmintió que un taxista le persiguiera para obligarle a detenerse, sino que explicó que cuando se bajó del coche un hombre le dijo "has atropellado a dos chicas, pero no te preocupes que han cruzado con el muñeco en rojo", un apunte que también destacó el hijo de José María del Nido, Adrián del Nido, que iba de copiloto y quien afirmó que no notó "nada raro" en su conducción.

Pero el testimonio más escalofriante fue el de la chica que acompañaba a las dos fallecidas y que resultó ilesa porque "me quedé un par da pasos por detrás porque me iba abrochando la cremallera", explicó Leonora muy afectada. Tras un día entero viendo procesiones, ellas cogieron un taxi y sus parejas otro, bajándose a la altura de la Torre del Oro. Cruzaron "con el semáforo en verde" y ella pudo ver cómo se acercaban unas luces "muy rápidas". Sin tiempo para avisar a sus amigas, el vehículo se las llevó por delante lanzando a ambas por los aires, como relataron varios testigos, sin que ninguno viera al joven frenar o dar un volantazo. Leonora comenzó a gritar y tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad". "Vi como el coche se iba y creía que nunca le cogerían". Entonces el fiscal le preguntó si vio las luces del freno del coche. "¿Luces de freno? Pero si aceleró. Nunca olvidaré el ruido del motor acelerando".

Las acusaciones demostraron ayer que no era la primera vez que el joven infringía las normas de circulación, pues de hecho le habían retirado el carné por acumulación de infracciones, entre ellas saltarse semáforos en rojo. Aunque él dijo que lo desconocía. Lo que sí reconoció es su adicción a la cocaína, motivo por el que su madre no le dejaba el coche, tal y como ella reconoció en el juicio. Según madre e hijo, el joven cogió las llaves del coche sin que ella lo supiera y se vino desde Cazalla, donde habían ido a pasar el fin de semana, para ver un partido del Sevilla F.C. A las puertas del estadio se tomó "dos cubatas", negando que tomase más alcohol, pese a que cinco horas después dio una tasa de alcoholemia de 1,18 miligramos en sangre, cuando el máximo es de 0,50.

 «Buscaré la Justicia fuera de España si hace falta»

El padre de Patricia Alfaro, José Alfaro, dejó ayer claro que no está dispuesto a aceptar "una condena para que a los cinco años esté en la calle, pese a que ha matado a dos personas". Los padres de la joven, que vivía en Madrid pero que estaba en Sevilla pasando unos días en casa de su amiga Almudena, han pedido hasta 36 años de cárcel para Fernando Vargas por dos delitos de homicidio, ya que ellos entienden que no fue una imprudencia. "Un psicópata, adicto a la cocaína, que había bebido, que iba a 110 kilómetros por hora, sin carné, no puede ser condenado a nueve años como pide el fiscal". Por ello, Alfaro calificó el juicio, que continúa hoy con la declaraciones de los peritos, como un "paripé" porque "no se están juzgando los verdaderos hechos". Así, dijo que está dispuesto a recurrir la sentencia y a llegar "dónde haga falta. Incluso buscaremos la Justicia fuera de España", dijo tras el juicio.

La familia de Almudena González, en cambio, cree que es "muy difícil de demostrar la intención de matar, es imposible". El portavoz de los padres y tío de la chica, José Antonio González, reconoció que eso también sería "entorpecer y alargar el proceso", con el dolor que ello supone para la familia. "Cuanto antes acabe esto, mejor".

Los padres de ambas chicas estuvieron arropados en todo momento por amigos y familiares, que acudieron al juicio con camisetas que lucían las fotos de las víctimas bajo el lema "Justicia para Patricia y Almudena". Todos ellos aguardaron la llegada del acusado, al que increparon, incluso a la salida de la sala, donde también acudieron amigos y familiares de Fernando. Estos le lanzaron gritos de "ánimo, sé fuerte" a su salida e incluso llegaron a besarle, como también hizo la madre tras declarar. La sala de vistas se quedó pequeña, ante la expectación, y más de un familiar tuvo que salir por el estado de nervios. La chica que iba con las dos fallecidas la noche del atropello necesitó asistencia médica.

 


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